Llevar el móvil al colegio o instituto podría ser algo imposible en un futuro. Francia ha dado el primer paso al prohibir por ley la entrada de estos dispositivos en los centros educativos para los menores de 15 años. En España, la ministra de Educación, Isabel Celaá, anunció a principios de septiembre que el gobierno estudiará esta posibilidad con el objetivo de disminuir la adicción digital de los más jóvenes.

El debate sobre el uso del móvil en la escuela viene de largo. ¿Realmente se necesita para ir a clase? Hay quienes ven en ellos una distracción para el alumnado, mientras que otros piensan que pueden ser un aliado de los docentes si se usa como herramienta educativa.

En Aragón, no existe una normativa concreta sobre el uso de móviles en centros educativos. Por lo general están prohibidos en clase pero se permite su uso durante los recreos. Cada centro tiene libertad para decidir sobre el tema. De hecho, hay varios institutos aragoneses que tienen vetado totalmente el uso del móvil a sus estudiantes en horario lectivo, tanto en el aula como en el recreo y los pasillos.

En el IES Valdepartera de Zaragoza, los estudiantes no pueden sacar el móvil de sus bolsillos o mochilas durante toda la jornada escolar. «No podemos prohibir que los traigan, pero tienen que llevarlos guardados o apagados», explica su directora, Marta Lozano.

Así se evitan distracciones y problemas de convivencia. «Evitamos situaciones de acoso como, por ejemplo, que un alumno puede grabar o fotografiar a otro en el recreo y compartirlo en las redes», comenta. El uso de los móviles no está totalmente prohibido. Siempre que el profesor lo autorice y se avise a los estudiantes con tiempo, se pueden utilizar en clase puntualmente con fines educativos.

Y parece que la medida funciona. «Los estudiantes se han acostumbrado a no usarlos y algunos ya ni los traen. También se relacionan más en el recreo y se evitan situaciones de abuso de las nuevas tecnologías», dice Lozano.

Pero no todos los centros se decantan por cerrar sus puertas a los móviles. Hay profesores que los aprovechan como herramienta de innovación en el aula, como es el caso del IES Santiago Hernández de Zaragoza.

En la asignatura de Educación Física, los estudiantes del centro se descargan una aplicación que les permite realizar sus propios entrenamientos. «Se les enseña a utilizarla y hacer los ajustes necesarios para aplicar los contenidos de la materia. A los alumnos les gusta descubrir que el teléfono móvil sirve para algo más que para chatear», cuenta José Antonio Fuertes, director del instituto.

Para Fuertes, los móviles son una realidad a la que no hay que dar la espalda. «Las nuevas tecnologías abren muchas posibilidades al mundo educativo, aunque hay que analizar en cada momento si es algo enriquecedor o distorsionador. Nosotros apostamos por educar y enseñar a utilizarlos de una manera positiva», explica el director.

Educar sí, pero en un uso responsable

Los móviles pueden ser una potente herramienta educativa pero también un elemento que despista al alumnado tanto dentro como fuera del aula. El excesivo uso que muchos jóvenes hacen de él evita que puedan concentrarse a la hora de estudiar y hacer los deberes.

Desde el sindicato de enseñanza CSIF, que agrupa a buena parte de los docentes aragoneses, opinan que «todavía estamos un poco verdes para permitir la libertad del uso del móvil en el aula», ya que su uso «plantea cuestiones poco saludables». Su presidente, Alfonso Zafra, aboga por restringirlos, «al menos de momento», para fomentar un uso más responsable.

«La competencia digital del alumnado no es solo trabajar con el móvil en clase, sino saber utilizar esa tecnología de una manera saludable». sostiene Zafra. «Los móviles no son necesarios para aprender Lengua o Matemáticas. Eso no quita que puedan ser una herramienta educativa como cualquier otra, si se usa puntual y correctamente», matiza.

Los jóvenes utilizan los móviles tanto dentro como fuera del entorno escolar. Cuando están en casa, la responsabilidad del uso que hagan de ellos recae sobre las familias. Flor Miguel, presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Aragón (Fapar), se muestra partidaria de permitir el uso de móviles en los centros educativos.

«Prohibir no es educativo», asegura. La representante de las familias aragonesas apuesta por una mayor formación de los alumnos, padres y docentes en las tecnologías digitales. «Tienen en sus manos una herramienta de trabajo nueva, y como padres y madres nos parece importante que los jóvenes conozcan otros usos», explica.

Miguel reconoce que el debate es complejo y que puede generar diferencias entre los alumnos que tienen y los que no tienen móvil. Para que eso no ocurra, cree que «la administración debería garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a las nuevas tecnologías».