El pasado viernes 29 de septiembre, por recomendación de nuestro profesor de Física y Química, Sergio Calavia, me dirigí junto con mi madre y mi hermana pequeña al CaixaFórum para ver un evento llamado La noche de los investigadores. Estuvimos principalmente en la terraza del edificio, donde estaban todos los investigadores explicando lo que están trabajando.

Tuvimos tiempo para visitar unos cuantos puestos. En el primero encontramos a investigadores del laboratorio subterráneo de Canfranc. Nos explicaron que actualmente muchas de las estrellas que vemos por la noche están muertas. Al morir explotan formando algo llamado Supernova, que expulsa muchos rayos. Cada segundo nos atraviesan 200 de estos rayos. Por suerte, no son dañinos para nuestra salud. Dicho laboratorio es subterráneo porque así solo les llegan pocos rayos, que son los que de verdad les interesan para realizar sus experimentos.

En el segundo puesto, la investigadora nos habló sobre los residuos que expulsamos por nuestro cuerpo y que acaban en las alcantarillas. Las depuradoras que existen en las ciudades están preparadas para depurar heces y orina, pero no pueden depurar fármacos y otras sustancias que son perjudiciales para el medio ambiente. Para saber cuál es el nivel de contaminación del agua utilizan como indicadores unas bacterias luminiscentes que se iluminan si el agua está bien. A mayor toxicidad en el agua, menos se iluminan. Lamentablemente, muchos de nuestros ríos y manantiales están muy contaminados.

Más tarde visitamos un puesto en el que dos investigadores del Instituto de Nanociencia de Aragón nos hablaron de Nanotecnología y de sus aplicaciones en la vida real. Nos explicaron los elementos termocromáticos, es decir, aquellos que cambian de color con la temperatura, y de su aplicación a materiales textiles (por ejemplo en la ropa de bebés, que permiten detectar subidas de temperaturas, al aparecer un dibujo cuando ésta aumenta) y a materiales como pinturas, que permiten detectar incendios en edificios al cambiar el color de las paredes con los cambios de temperatura.

También nos enseñaron las aplicaciones de los materiales hidrófobos, que son totalmente impermeables. En una demostración pudimos ver cómo el extracto de flor de loto en polvo al introducirse en el agua se volvía sólido, con consistencia de piedra, y al sacarlo del agua se encontraba totalmente seco y volvía a estar en polvo.

Por último, visitamos un puesto en el que, entre otras cosas, exponían en qué consiste la levitación magnética. Con un ejemplo nos mostraron que si se enfría algo metálico, éste conserva su magnetización (guarda memoria de ella) y flota con imanes de la misma polaridad. Nos explicaron que en Japón ya hay un tren que levita de esta forma, totalmente operativo y funcional. Fue muy entretenido y me agradó mucho encontrarme a algunos de mis compañeros de curso como Carlos Aceña, que fue quien hizo las fotografías, Lilian Tejero, Pablo Lloret y Julia Hernández.