Cambio climático, pobreza extrema, desigualdad de género o educación de calidad. Estos son algunos de los problemas que los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) de Naciones Unidas tratan de resolver antes del 2030. Nos encontramos a unos problemas terribles que si no nos centramos en solucionar ahora, acabarán siendo inevitables e imposibles de solucionar.

Me parece inadmisible el hecho de que mucha gente sea incapaz de darse cuenta de la gravedad de la situación. Miles de millones de personas mueren cada año como consecuencia de estos problemas: el hambre, la falta de agua potable, la contaminación, etc. No podemos dejar que esto siga así pero ha llegado un punto en el que estamos como peces en el agua, nadando rodeados de tantas injusticias.

Somos seres egoístas, incapaces de ver más allá de nuestro ombligo. Vemos una noticia en el telediario o la escuchamos en la radio o la leemos en un periódico, la noticia es triste, nos hace sentirnos mal durante un microsegundo, e incluso murmuramos un «qué lástima», pero al rato apagamos la televisión o la radio o cerramos el periódico, y nos olvidamos por completo y continuamos con nuestras maravillosas vidas (puede que no tanto), como si nada hubiera ocurrido.

Es muy importante visibilizar estos problemas del día a día de los demás, y concienciar a toda la población, a los más pequeños y también a los mayores, para tener todos un futuro mejor. Por eso creo que los ODS son un instrumento muy necesario en nuestra sociedad.