Solucionando el mundo

Jorge Barceló García, 1º de Bachillerato IES Félix de Azara

Hay muchos problemas para solucionar actualmente, demasiados incluso, que si educación, que si sanidad, que si igualdad y un largo etcétera. No niego que no sería perfecto solucionarlos, yo personalmente me alegraría por cada problema que pudiésemos tachar de la lista, pero la cosa es más complicada…

Partiendo de que todo problema por lo general es causado por algo o por alguien, ¿no deberíamos encargarnos primero de purgar las raíces del problema? Visto de esta manera, la solución parece fácil ¿no? Quiero decir, si eliminamos la causa de nuestras tribulaciones estas desaparecerán ¿no? La cosa es que el origen de todo nuestro tumulto de problemas es más difícil de eliminar de lo que pensamos. Hablo nada más ni nada menos de nuestros «amigos» y (falsos) «compatriotas», los señores y señoras gobernantes.

Pasen y vean, señores, el espectáculo y el despropósito está garantizado. Hoy les presentamos las estelares actuaciones de: la totalidad de un partido corrupto dirigido por un señor mayor sin muchas luces que alega no enterarse de nada, un señor que dice ser rey, pero que solo sirve para hablar de democracia (cuando nadie le ha elegido para ocupar su puesto) en Navidad, y para inaugurar alguna que otra cosilla y acudir a finales de eventos deportivos, una iglesia católica que hace grandes homenajes a la antigua KGB, con unos maravillosos lavados de cerebro y un abuso de menores como solo los mejores pueden hacerlo, y para cerrar nuestra maravillosa cartelera, un sistema capitalista que luchará incansablemente por conseguir el mayor dinero posible para ganar su partida de Monopoly antes que sus competidores, y todo a costa de nosotros, los felices esclavos que nos deslomamos para que ellos se puedan enriquecer sin mover un solo dedo.

Y esta alineación es la que causa todos los problemas por los que nos quejamos constantemente y hacemos manifestaciones inútiles; estos personajillos causan todos estos problemas porque a sus bolsillos les conviene y lo peor es que a mucha gente les da igual, mientras tengan el fútbol o el programa de cotilleos de turno ¿Qué otra cosa importa?

Y que existan esta clase de personas, que no son pocas precisamente. La solución a esta injusticia no es tan difícil, simplemente tenemos que unirnos todos y plantarnos ante todos estos seres sin escrúpulos y decir basta, y si tenemos que luchar, pues lucharemos, porque la fuerza de un pueblo unido siempre será mayor que la de aquellos que lo dirigen. Como ya dije, no es tan difícil, tomemos ejemplo de Rusia o Francia o muchos otros ejemplos donde el pueblo se rebeló contra la injusticia y venció, porque podrás matar a las personas, pero nunca podrás matar los ideales.