El futuro del coche eléctrico (Elisa Resa. 2º de BTO Centro San Valero)

Es una noticia de actualidad: se pretende aumentar el porcentaje de coches eléctricos en las carreteras. De esta manera, múltiples organizaciones tratan de inculcarnos la idea de que debemos reducir la contaminación global por el bien de nuestro planeta, y que usar este medio de transporte es una propuesta muy beneficiosas para que la contaminación disminuya.

En un principio, queda muy bien decir: «A partir de ahora, todos a comprarse coches eléctricos para ayudar al medio ambiente». Pero en realidad, ¿qué implica comprarse un coche eléctrico?

Para empezar, en el momento en el que un comprador tiene que decantarse entre un vehículo de gasolina y uno eléctrico, va a comparar ambos precios, siendo el caso del segundo aproximadamente el doble de caro que el del primero. Echando cuentas, los ahorros posteriores al invertir en un coche eléctrico, tardarían demasiado en compensar su precio, lo que sigue aumentando la dudas acerca de decantarse por dicha compra. Los precios de los coches eléctricos deberían ser más atractivos a la vista del comprador; y es aquí donde entraría en acción el gobierno, puesto que debería mirar por la sostenibilidad y favorecer ayudas a la hora de hacerse con este producto para igualar los precios entre ambos (gasolina y eléctrico) lo máximo posible.

Otro punto tan importante como su compra es disponer de una accesibilidad cómoda a un punto de recarga. El comprador necesita conocer a priori dónde puede cargar su coche. Por ejemplo, ¿tendría sentido no poder usar el coche por no poder cargarlo?, o ¿tendría sentido tener que recorrer la ciudad para acceder al punto de carga?, o ¿tendría sentido un punto de carga cercano que estuviera casi siempre ocupado? Es decir, se hace prioritario proporcionar unas condiciones de carga con cierta comodidad.

Podríamos resumir que los principales problemas son económicos y de disponibilidad de carga, y para ello el gobierno debería allanar el terreno. En cuanto al tema económico, por ejemplo, se podrían proporcionar ayudas a la compra, subvencionando parte de su coste, facilitando préstamos o favoreciendo algún tipo de impuesto.

Acerca del tema de la recarga, el gobierno debería favorecer el acceso a los puntos de recarga bien a través de instalaciones privadas o públicas y ayudando al aumento de sus instalaciones o con una nueva legislación que favorezcan su implantación y uso. Otro objetivo a futuro sería disponer de cargas rápidas (ultra cargadores) repartidas geográficamente para poder recargar tal y como hoy conocemos las gasolineras y aumentar la autonomía de las baterías. De esta manera, se podrían emprender largos viajes, cosa que, hoy por hoy, es inviable por no disponer ni de autonomía ni de recarga suficiente.