Llega el buen tiempo y, con él, el momento que todos estábamos esperando para salir a la calle o al parque a dar un paseo, practicar nuestro deporte favorito o tomarnos algo en una terraza. Pero para muchos, la primavera es sinónimo de estornudos, nariz taponada, picor de garganta y otros síntomas asociados a las temidas alergias.

Las altas temperaturas y escasas precipitaciones de este invierno han hecho que la temporada de alergias se adelante más de lo habitual y que muchas personas lleven ya algunos meses sufriendo esta dolencia, cada vez más frecuente entre la población.

En el Estudiante nos hemos preguntado esta semana por qué sucede esto y por qué se dan cada vez más casos de esta enfermedad, que afecta también a la gente joven.

El doctor Carlos Colás es uno de los principales expertos en alergias de nuestra comunidad autónoma. Además de presidente de la Asociación Aragonesa de Alergólogos, es el jefe del Servicio de Alergología del Hospital Clínico Lozano Blesa de Zaragoza.

Por la consulta de este especialista pasan a diario numerosas personas afectadas por todo tipo de alergias, desde las más comunes en Aragón como la alergia al polen, a otras menos frecuentes como la alergia a los ácaros del polvo o a determinados materiales laborales.

Según Colás, en los meses de enero y febrero, debido al sol radiante y a la falta de lluvia, se han alcanzado concentraciones de polen de ciprés en la atmósfera «como nunca antes se habían visto en Aragón. Una cifra de 2.200 granos de polen por metro cúbico de aire, entre 10 y 12 veces más cantidad de la habitual».

El experto señala que los síntomas que han padecido los pacientes han sido mucho más intensos y mucho más prolongados. Además, indica que la alergia al polen del ciprés tiene cada vez más importancia, ya que en los últimos 10 y 15 años se ha duplicado el número de pacientes alérgicos a este tipo de árbol.

Al tratarse de una especie eminentemente urbana y al haber cada vez más población que vive en ciudades, cada vez hay más personas afectadas por este tipo de alergia. Lo mismo sucede con el platanero, pero como esta florece en abril y este mes ha llovido mucho y las temperaturas han sido más bajas, las cifras de polen han sido inferiores.

Así las cosas, el doctor dice que «el mes de mayo se preveía muy bueno para los alérgicos a las gramíneas y al olivo porque ha sido un invierno seco, pero con las pocas lluvias de este último mes, no nos atrevemos a decir que vaya a ser tan benigno».

Una dolencia en aumento

Lo que sí está claro es que el número de personas que sufren alergia va en aumento. Según los estudios, entre el 20 y el 25% de la población general tiene alergia al polen, lo que significa que «en Aragón hay actualmente 250.000 pacientes de todas las edades con renitis alérgica», sostiene el experto del Clínico. En cuanto a la población escolar, el 18% de los niños y jóvenes sufre alergia al polen. Además, el 9% de los escolares tiene alergia al polen del ciprés.

Entre los factores que influyen en el incremento de esta enfermedad, Colás destaca el hecho de que la población se concentre cada vez más en las ciudades, donde se plantan este tipo de árboles, así como la contaminación atmosférica, que favorece la respuesta alérgica del cuerpo humano.

Según el alergólogo, la contaminación del aire tiene un efecto doblemente negativo. «Por un lado, favorece el desarrollo de alergia en las mucosas, y por otro, las partículas contaminantes que hay en el aire hacen que los pólenes que desprenden las plantas y los árboles sean cada vez más alergénicos, es decir, que provoquen todavía más alergia».

Pero, ¿qué son exactamente las alergias? El experto explica que las alergias son una respuesta anómala de nuestro organismo, no una respuesta inmunológica. Pueden aparecer a cualquier edad y están muy presentes entre los escolares, ya que suelen empezar a manifestarse a estas edades.

El responsable de que tengamos alergia es el anticuerpo de la clase Inmunoglobulina E. Este anticuerpo está diseñado para defendernos contra los parásitos. El IgE se une a unas células que hay en las mucosas, que se llaman mastocitos. Estos mastocitos tienen unas sustancias en su interior que cuando el anticuerpo que está unido a la célula entra en contacto con el polen libera la instamina, que genera los síntomas más conocidos de la alergia, como la moquita, los estornudos, el picor de nariz y el taponamiento nasal.

El incremento de las alergias también está vinculado a los cambios en el estilo de vida de la población de los países industrializados durante los últimos 50 años, que han pasado de una población rural y agrícola a otra urbana e industrial.

«Esta situación radicalmente diferente, unida a la falta de contacto con bacterias del medio ambiente habitual, el exceso de higiene, cambios en la alimentación y el sedentarismo, favorece la aparición de las alergias», afirma el doctor, que señala como factor determinante la «constitución genética» de la persona, ya que si no se está genéticamente predispuesto a tener alergia, no se va a desarrollar.

En Aragón, la alergia al polen es la alergia más común, y la menos frecuente, la de los ácaros del polvo. Por el contrario, «la alergia al pelo de los animales aumenta cada vez más», dice el jefe de Alergias del Clínico. Esto ocurre «porque nuestro clima favorece que haya pocos ácaros en las casas pero por el contrario, cada vez tenemos más mascotas en casa».

Todos estos alérgenos pueden provocar alergia en las personas susceptibles de desarrollar la enfermedad. Al mismo tiempo, las alergias pueden ocasionar asma, una enfermedad respiratoria muy relacionada con esta dolencia.

Dificultad para dormir y estudiar

Las alergias tienen gran repercusión en la calidad de vida, en el descanso nocturno y en el rendimiento laboral y escolar de quienes las padecen. «Los jóvenes que sufren alergia tienen un rendimiento escolar más limitado -asegura Colás. Todo se suple con esfuerzo y con trabajo, pero la tendencia es que los escolares con alergia tengan que esforzarse más porque tienen más limitaciones, descansan peor por la noche y tienen más dificultad para concentrarse».

Para combatir las alergias lo mejor es solicitar ayuda médica para que te pongan un tratamiento lo antes posible. «Los objetivos del tratamiento no son reducir los estornudos a la mitad, sino eliminar todas esas malas consecuencias que ocasionan las alergias, como la falta de sueño o la apatía», aclara el doctor.

Aunque asociamos las alergias a la primavera, los cambios meteorológicos actuales y la mala calidad del aire en las ciudades provocan que esta patología vaya en aumento y que se agraven los casos de quienes la padecen.