El 19 de febrero actúe en la obra de La Odisea, adaptación del texto homérico por parte de la compañía La Clac, en el Teatro Principal de Zaragoza. Este espacio escénico fue transformándose en diversos espacios dramáticos: una escuela, la Tierra de los Cíclopes, la Isla de Eolo, el mismísimo Hades, la ciudad de Ítaca...

Para ayudar a que las aventuras de Ulises y toda su tripulación cobraran vida sobre el escenario, se hizo uso de una gran escenografía, con un trabajado y variado atrezzo (piezas de madera a modo de barco, la bandera, los cuerpos-disfraz manejables de los cíclopes), su iluminación y la música (desde obras clásicas como La tormenta de la 6ª sinfonía de Beethoven a la canción original Se llama Ulises, de la propia compañía teatral). Todo esto atrapó a los centenares de espectadores que acudieron aquella tarde a ver la obra. La actuación dejó encantada a la inmensa mayoría.

Personalmente, me ha parecido una experiencia muy enriquecedora, puesto que, a la vez que he disfrutado de ella, me ha ayudado a coger presencia y fuerza en el escenario. Ya había realizado teatro previamente, de hecho, protagonicé una obra sobre la violencia de género el año pasado, pero no es comparable con esto, ni en utilería ni en actores.

Hay un sentimiento de grupo muy bonito, en el que todos estamos unidos en escena, coordinados y dispuestos a ayudarnos si es necesario. En este primer año en Clásicos Luna, he representado a dos personajes muy similares y con distintas características al mismo tiempo. El primero, una de las Circes: una mujer hechicera con mucho poder y carácter. Para interpretarla, hay que jugar entre ser una mujer seductora y una bruja arpía. Esta doble personalidad es equiparable a la del segundo personaje en el que tuve que sumergirme, una sirena alada, al estilo griego. Esta es juguetona y pícara frente a Ulises, teniendo la finalidad de comérselo, como ser carroñero que es; y orgullosa, vulgar e infantil con las sirenas marinas, por su superioridad respecto a estas.

Si tengo la posibilidad, me encantaría seguir en este grupo durante bastantes años, actualizando y acercando al público grandes clásicos, con su característico tono humorístico y su gran cariño. Porque ya se sabe que con Clásicos Luna, llegar a buen puerto está asegurado.