La Unión Europea, a través de su programa Erasmus +, que «apoya la educación, la formación, la juventud y el deporte en Europa», nos brindó la oportunidad de disfrutar una magnífica experiencia. El Colegio San Vicente de Paúl, de Zaragoza, fue elegido para participar en este proyecto desarrollado en lengua inglesa y que en nuestro caso tenía como tema News from a greener Europe.

Para aprender y trabajar sobre el medio ambiente, recibimos en mayo a profesores y estudiantes de otras escuelas de Letonia, Lituania, Portugal e Italia, primer país anfitrión.

Durante unos días tuvimos a nuestros amigos aquí participando en actividades culturales y de ocio. En mi casa recibí a una chica lituana llamada Aisté, que llevamos al acuario y, por supuesto, de compras. Visitamos con el colegio la Agencia Estatal de Meteorología, el palacio de La Aljafería, las calles históricas de la ciudad y fuimos hasta Jaca y San Juan de la Peña, en Huesca.

Mi pequeño grupo viajó hasta Letonia con mucha ilusión. No nos defraudaron, ya que fueron encantadores con nosotros. Tras la bienvenida en la vidusskola de Daugavpils visitamos su Universidad, el Institute of Systematic Biology, y luego la ciudad con su fortaleza, iglesias y demás lugares encantadores.

Nos llevaron al día siguiente a Riga, la capital, donde vimos la Biblioteca Nacional, o Castillo de la Luz, y posteriormente fuimos a Lido, un centro de ocio con restauración. Llovió bastante pero eso no nos impidió disfrutar de este lugar y de su gastronomía. Por la tarde paseamos por la ciudad viendo la hermosa arquitectura.

El jueves trabajamos intensamente en el proyecto para después acudir al zoo. Tuvimos la tarde libre para pasar el tiempo con nuestras familias y amigos.

El viernes fuimos de excursión a la basílica de Aglona, la cual había visitado el Papa unos días atrás, y viajamos hasta The King’s Hill, una colina formada por jardines, fuentes y numerosas esculturas talladas en madera con temática religiosa. Antes de una comida típica con baile incluido, hicimos nuestro propio pan de centeno -que trajimos a casa- en el Museo del Pan.

El sábado, triste despedida y vuelta a casa. Pasó todo muy intensamente y demasiado rápido. Espero que las amistades que hice perduren para siempre, como la de Barbara Berzina, en cuya casa me alojé y pude disfrutar de una auténtica muestra de la gastronomía letona.

Todavía le quedan a nuestro colegio otros dos viajes, a Portugal y Lituania. Espero que la experiencia de mis compañeros sea tan buena como la que tuvimos en Letonia.