Érase una vez una historia muy dicha de contar, pues trata de amor, pero no amor imposible sino un amor verdadero. Había una vez en un libro de matemáticas dos signos que se atraían pues eran la suma (+) y la resta (-). Estos dos signos se gustaban desde que se crearon pero el problema era que sus familias estaban enfrentadas entre sí, ya que la familia de la suma era alegre y feliz y vivía en un lugar de mil y una maravillas. Sin embargo, la familia de la resta vivía en un lugar oscuro y sombrío donde todo estaba marchito y sin alegría.

Un día la suma y la resta se encontraron en una página de Instagram y comenzaron a seguirse. Pasados los días la resta comenzó a hacer un directo y como la suma tenía intriga, se conectó para verle y entonces comenzaron a hablar. Pasó el tiempo hablando y hablando…

Se gustaron pero tuvieron cierto impedimento pues el padre de la suma le encontró una pareja para que gobernara con ella el patrimonio del rey de la suma. Ella se deprimió al saber que tendría que casarse con quien no amaba, pero su padre que aspiraba a que ese signo hiciera feliz a su hija se dio cuenta de que el dinero no lo era todo y que la felicidad de su hija era más importante. El padre le comunicó que no era necesario realizar la boda que no deseaba y con la alegría ella le dijo al padre:

-Yo estoy enamorada, padre querido, es el príncipe de la resta.

El padre le dijo con voz aguda:

-No, te lo prohíbo, es mayor que tú por cinco milenios y nunca nos hemos llevado bien, nunca.

Pero como la hija del rey de la suma era tan persistente con el príncipe de la resta, su padre la encerró en un libro de raíces cuadradas.

Pasados 30 días...

La resta buscaba y buscaba a su amada, pero no obtuvo resultados… Hasta que fue al libro de las raíces cuadradas donde oyó unos llantos agudos y desgarradores. Vio que era ella, y ahí fue donde descubrió que su padre había hecho tal cosa para impedir su amor. Se ató a la reja del index del libro donde ella estaba para estar a su lado. Pasados 20 milenios juntos, aprisionada ella y atado él, sus desgarrados corazones dejaron de latir uno frente al otro y cuando su padre antes de morir quiso ver a su hija, descubrió que el amor lo para todo, pues sacrificó su vida la resta por estar al lado de la suma y él moriría con la certeza de saber que juzgó mal al signo de la resta, buscando a alguien que amase a su hija sin saber que estaba al lado de su reino. Desde entonces se impartió el dicho de que signos opuestos se atraen y por muy prohibido que sea cualquier otro amor, todo es posible y nada está prohibido.