Una de las fórmulas que está revolucionando el panorama televisivo actual y abanderando el cambio en los hábitos de consumo de los espectadores son las denominadas plataformas de televisión bajo demanda, como Movistar+, Netflix, Sky, HBO o Amazon Prime. Estas plataformas permiten a los usuarios visionar multitud de contenidos en streaming -sin necesidad de descargar- en cualquier momento y desde cualquier dispositivo, ya sea el televisor, el ordenador, la tableta o el teléfono móvil.

Para acceder a estas plataformas solo es necesario tener conexión de alta velocidad a internet, y en algunos casos, un decodificador para poder ver los contenidos en la televisión. Estas plataformas ponen a disposición de los espectadores varios miles de programas, entre los que destacan una amplísima cartelera de cine y series de primer nivel.

Aunque las plataformas de televisión bajo demanda son de pago, su uso se ha democratizado en los últimos años. Las tarifas oscilan desde los 10 a los 45 euros mensuales, una cantidad asumible incluso para las personas de bajo poder adquisitivo con ciertos conocimientos digitales que ya no se conforman con los programas de la parrilla televisiva. El precio puede incrementarse si el cliente contrata otros «paquetes» de contenidos, habitualmente los de fútbol y motor, que suelen funcionar como reclamo para estas plataformas.

El éxito que tienen este tipo de plataformas hoy en día es tal que empresas tecnológicas como Facebook y Apple ya se plantean producir sus propios contenidos audiovisuales y crear plataformas similares. Mientras, los canales generalistas van en la otra dirección. Ellos ya producen contenidos audiovisuales, lo que les hace falta es la tecnología para poner al alcance del espectador un menú apetitoso y disponible a cualquier hora del día.

Las plataformas de televisión bajo demanda conviven actualmente con la TDT convencional, todavía capaz de aglutinar a millones de espectadores dispuestos a ver lo que les echen a la hora que las cadenas decidan. No obstante, es fácil identificar cada sector con una generación. Mientras la gente de mayor edad todavía consume televisión de manera tradicional, los jóvenes y no tan jóvenes optan por estos nuevos modelos. Nadie puede negar que la televisión ya no volverá a ser lo que era.