Ayer, 23 de abril, miles de aragoneses salieron a la calle para celebrar el Día de Aragón y la festividad de su patrón, San Jorge. Además de como homenaje a la cultura, puesto que la fecha coincide con el Día del Libro, esta jornada festiva sirve para reivindicar el papel que la comunidad aragonesa ha tenido y continúa teniendo en la historia de España.

Desde la Constitución de 1978, Aragón es una de las 17 comunidades autónomas que forman este país, junto con las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. En este territorio conviven actualmente algo más de 1,3 millones de habitantes repartidos entre las tres capitales de provincia: Zaragoza, Huesca y Teruel, y las poblaciones del medio rural.

Dentro de la historia de España, han ido surgiendo y desapareciendo diversos reinos y territorios, todos ellos con una gran historia y que ayudan a comprender la configuración actual de nuestro país. De todos ellos, la Corona de Aragón fue una de las formaciones más formidables de la historia de Europa, tanto por su duración de 577 años (de 1164 a 1707), como por los territorios conquistados, que llegaron ni más ni menos que a Atenas.

La Corona de Aragón, mal llamada en ocasiones «confederación catalanoaragonesa» o «corona catalanoaragonesa», tuvo su origen en 1137 por el acuerdo matrimonial entre la reina Petronila de Aragón y el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona.

En un primer momento, estuvo formada por el Reino de Aragón y el condado de Barcelona, a los que se sumaron pronto los reinos de Mallorca y Valencia. Después, ampliaría sus territorios hasta incluir otros dominios como Sicilia, Córcega, Cerdeña y Nápoles, así como los ducados de Atenas y Neopatria.

Esta corona nunca fue una «federación» o «confederación», pues ninguno de sus dominios, con personalidad jurídica propia, decidió aliarse con los demás por esta fórmula. El término Corona de Aragón no apareció como tal hasta el siglo XIV cuando empezaron a utilizarlo los cronistas e historiadores de la época.

Juntos pero no revueltos

La Corona de Aragón era una suma de territorios y Estados cuya soberanía recaía en un monarca único, cuyo primer título era el de «rey de Aragón». Durante casi seis siglos, fue una formación única en el continente europeo. Los territorios que la componían carecían de una organización política común y tampoco compartían hacienda, lo que significa que cada territorio tenía un sistema de recaudación de impuestos y distribución de ingresos distinto, ni tenían las mismas leyes, sino que mantenía sus propias normas (Fueros en Aragón, Usatges en Cataluña o Furs en Valencia) e instituciones.

Aragón, Valencia y el Condado de Barcelona tenían sus propias Cortes, en las que se debatían los asuntos internos de cada uno de forma autónoma e independiente. Lo único que era común a todos era la política exterior, todo lo relacionado con alianzas, guerras y tratados con otros territorios. Para ello se establecieron unas Cortes Generales de la Corona en las que participaban los delegados de todos los reinos y estados. Estas cortes generales se reunían en la localidad de Monzón (Huesca).

El de la Corona de Aragón fue un territorio cambiante en función de las herencias, conquistas y divisiones de los monarcas. Durante el reinado de Alfonso II, hijo de Petronila y Ramón Berenguer IV, Aragón se anexionó los territorios de Valencia llegando hasta MurciaPosteriormente, durante el reinado de Pedro III y su hijo Jaime II, la Corona de Aragón se expandió hacia el Mediterráneo. Se consiguieron los territorios de Cerdeña y Sicilia y se consolidaron los de Valencia y Mallorca.

Más tarde, ya con otros monarcas en el trono, llegarían las conquistas de Atenas, Neopatria y Nápoles, ampliando el dominio de la Corona hasta la actual Grecia.

Unión con Castilla

La unión de las casas de Castilla y Aragón en 1469, con el matrimonio de Isabel y Fernando, impulsó el mantenimiento de los territorios de la Corona en el Mediterráneo. Además, como todos sabemos, durante el reinado de los Reyes Católicos, se descubre América en 1492.

A pesar del matrimonio real, ambos reinos conservaron en su mayor parte sus instituciones políticas y se mantuvieron las cortes, las leyes, las administraciones públicas y la moneda, aunque unificaron la política exterior, la hacienda real y el ejército. La unión efectiva de los reinos de Castilla, Aragón y Navarra se hizo bajo el reinado de Carlos I, nieto de los Reyes Católicos, que fue el primero en adoptar el título de «rey de España y de las Indias».

El declive del reino de Aragón vino marcado por la Guerra de Secesión, conflicto que surgió tras la muerte de Carlos II de España, último austria que dejaría el trono a Felipe V, de la dinastía francesa de los borbones. En 1707, Felipe V firmó los Decretos de Nueva Planta, que supusieron la desaparición de los fueros, derechos civiles y fronteras arancelarias de la Corona de Aragón.