La clase de 4º ESO de francés del Colegio San Vicente de Paúl de Zaragoza, acudía a rendir homenaje a Jules Verne y a su obra La vuelta al mundo en 80 días al teatro de Salesianos. La actividad programada desde francés tenía como objetivo acercar a nuestros alumnos a la literatura francesa de los siglos XIX y XX.

El gran prodigio recreado por Jules Verne a lo largo de varias publicaciones en la revista Le Temps nos pone bajo la pista de Phileas Fogg y Jean Passepartout. Un acaudalado aventurero y un polifacético ayudante: tan entusiasta como infatigable.

Jules Verne, un visionario enamorado de su tiempo y de sus nuevos prodigios, logra con esta obra constituir una de las más recurrentes joyas de la literatura universal. Del mismo modo, se constituye como un referente atemporal para los jóvenes lectores junto a otras obras como Viaje al Centro de la Tierra o Veinte mil leguas de viaje submarino.

La Compagnie Voilà nos ofrecía una revisión del texto de Verne en su idioma original. El resultado; una refrescante hora y media en la que tres actores iban ocupando la escena y encarnando los principales personajes que participan de las peripecias de Fogg. Un escenario con un simple pero ingenioso juego de biombos nos sirvió para recorrer Europa, China y la India donde rescatamos a lomos de un elefante a la princesa Aouda. Embarcamos y visitamos las praderas americanas. Huyendo en tren de los malos entendimientos de un obstinado Fix y del pulso del reloj de Passepartout, nuestra vuelta al mundo terminó con el tiempo suficiente para ganar la apuesta que Verne nos proponía como único horizonte.

Pasan los años y las nuevas generaciones parecen atropellar a aquellas que les preceden. Pero resulta enormemente gratificante comprobar cómo a través del arte y de la literatura, creamos vínculos atemporales. Vínculos, capaces de resistir y perpetuarse de generación en generación. Cuando Verne ideó un universo capaz de ir más allá de los límites conocidos por el hombre no hizo sino universalizar su obra. Mientras entrábamos al colegio, se oía por el pasillo a dos alumnos: «Son, ochenta días son, ochenta nada más…», «¿cómo era?», «ah sí... ven, ven, lo pasaremos bien».