Habían pasado dos meses desde que tuve que volver del país natal de mi madre, donde vivían mis abuelos. Yo siempre he pensado en cómo sería tener unos abuelos que me viniesen a buscar o pasar tardes con ellos.

Hace poco me enteré que mi abuelo estaba gravemente enfermo. No podía soportar ver cómo mi madre estaba destrozada emocionalmente, todas las tardes se las intentaba alegrar pero cada día iba peor.

Mi tío, que vivía con mis abuelos, me llamo a mí para no escuchar los llantos de mi madre tras la noticia que me iba contar. Mi abuelo había soltado su último «te quiero», que fue dirigido a mi madre. Tras oír la noticia, volvió a ser como cuando era pequeña, la cual necesitaba amor paternal.