Hoy medio mundo se convierte en irlandés para celebrar San Patricio. Según explica su hagiografía, habría muerto un 17 de marzo del 461 después de haber dedicado buena parte de su vida a cristianizar a los habitantes de aquellas tierras.

Sin embargo no fue hasta el siglo XVII que se empezó a celebrar el día del patrón de Irlanda. Claro que entonces no se hacían fiestones como los organizados antes de la pandemia, especialmente en lugares como Estados Unidos. Es fácil deducir que allí la popularidad de San Patricio se debe al gran número de inmigrantes procedentes del país europeo.

Entre 1845 y 1849 un hongo asoló los patatales irlandeses y eso hundió a miles de personas en la miseria. Aquel episodio, conocido como la Gran Hambruna, mató a medio millón de irlandeses. Muchos supervivientes, desesperados, buscaron escapatoria al otro lado del Atlántico. En total se marcharon dos millones de personas, la mitad de las cuales se instalaron en EEUU.

Orgullo irlandés

Como suele ocurrir casi siempre en todas partes, los recién llegados no fueron bien recibidos en América porque se les consideraba violentos y problemáticos. Este cliché se fue solidificando con el tiempo. Esto hizo que en ciudades como Boston, Nueva York o Chicago, donde la comunidad irlandesa era muy importante, se comenzara a celebrar el día de San Patricio más allá del hecho religioso, para transformarla en una fiesta donde mostrar con orgullo su identidad colectiva.

Ahora bien, hay constancia de que, ya desde finales del siglo XVIII, San Patricio se conmemoraba en las colonias americanas; aunque entonces solo era un fiesta religiosa emulando lo que pasaba en su tierra de origen. En Irlanda se liquidaba con una misa, una comida y poco más. De hecho, ¡los pubs estaban cerrados!

Es en ese contexto que Nueva York, en 1809, bautizó la nueva catedral con el nombre del patrón irlandés, aunque el templo que existía previamente estaba dedicado a san Pedro. Cuando Saint Patrick’s Cathedral comenzó a acoger ceremonias religiosas, nadie hubiera podido imaginar lo que acabaría pasando con el 17 de marzo.

La gran transformación llegó a principios del siglo XX. Hay que tener en cuenta que entonces el movimiento nacionalista irlandés estaba cogiendo mucha fuerza y los inmigrantes convirtieron San Patricio en una jornada reivindicativa. Si, tal y como se ha explicado unas líneas más arriba, primero había servido de elemento de cohesión interna y de reafirmación, en breve lo vincularon con los valores fundacionales de EEUU, es decir, la libertad individual y la democracia. Reivindicaban que su tierra de origen fuera liberada del yugo de la corona británica pero al mismo tiempo querían dejar claro al resto de comunidades emigradas que ellos formaban parte del mosaico que configuraba la diversidad norteamericana.

A partir de ahí la fiesta se expandió en todos los sentidos del término. Por un lado porque se popularizó de tal manera que se incorporó al calendario de celebraciones de EEUU, a pesar de que solo es festivo en pocos lugares del país. Y por otro lado porque, como ocurre a menudo en la sociedad americana, generó una intensa actividad comercial a su alrededor. Sobre todo ligada a la comida y al beber, pero también a todo tipo de merchandising de aires irlandeses. Y así ahora, cada 17 de marzo es el momento en que Estados Unidos se tiñe literalmente de verde: desde la cerveza (sí, hay cerveza verde) hasta el río que cruza Chicago.

Es un fenómeno similar al que se produjo con Halloween, también de raíces europeas y que, una vez pasado por el filtro americano, se ha extendido por todo el planeta con las características de allí. En nuestro mismo país, antes del coronavirus, también se celebraba.

Sobre todo allí donde había un pub irlandés abierto con turistas cerca. Veremos si San Patricio obra el milagro y consigue que los pubs (y todos los demás bares) consiguen superar las restricciones, porque si hay que esperar a las ayudas públicas, el próximo 17 de marzo la cerveza nos la tomaremos en casa.

El trébol, símbolo nacional

En realidad se llama ‘shamrock’ y, según la leyenda, fue la planta utilizada por san Patricio para explicar la Santísima Trinidad a los irlandeses durante sus campañas evangelizadoras, en el siglo V. De ahí pasó a convertirse en el símbolo nacional. Por esta razón, el trébol forma parte de muchos logos del país, también de las federaciones deportivas, como la de rugbi y la de fútbol.