Los hogares ya no tienen una televisión sino una smart-tv, en la que los usuarios, gracias a su conexión a internet, pueden acceder a las aplicaciones propias de las cadenas de televisión -ya sean las convencionales o las extranjeras- y ver el contenido sin importar en

qué momento se emitió.

Filmin -plataforma ubicada en España- ha sido una de las webs que más ha hecho para combatir la piratería. Aloja series y películas de todo tipo, pero su punto fuerte es el cine de autor. Otro es la información exhaustiva que da sobre los directores. Su actividad en las redes sociales también es muy intensa.

El pasado febrero y tras una demanda de Movistar+, Rojadirecta -la web pirata de contenido deportivo- echó el cierre tras un fallo judicial. Rojadirecta siempre afirmó que eran los usuarios quienes subían los enlaces y nunca el administrador, algo que alegan (los pocos) piratas que se han sentado en el banquillo.

El desembarco de los grandes gigantes estadounidenses ha ayudado. Netflix y HBO ponen a disposición del usuario, por unos 10 euros al mes, series estrella con una calidad fantástica. ¿Merece la pena piratear? No mucho. Especialmente, cuando a España llegan casi al mismo tiempo que en Estados Unidos.

Las operadoras españolas de telefonía (hasta ahora vistas como el enemigo por la industria) han dado un paso adelante y ofrecen un abrumador contenido legal (como Movistar+ o Vodafone TV), que incluye fútbol, motos y canales temáticos, además de formar parte de la producción de filmes y series.