Corría el año 1938 en plena guerra civil española y, después del éxito que había tenido la edición de un cancionero el año anterior, la Junta Recaudatoria Civil de la Defensa Nacional de Zaragoza decide reeditarlo con las 13 canciones y de una manera ambiciosa ya que iba a contar con una tirada de 15.000 ejemplares: «Tuvo que ser espectacular el momento en el que se dieron cuenta que esa tirada había sido saboteada. En lugar de las canciones salieron publicados los 13 puntos de la victoria 13 puntos de la victoriaque eran con los que el presidente Negrín pretendía conseguir el fin de la guerra, algo que nunca logró que aceptara Franco». Sobre este episodio y su investigación acaba de publicar Marco Antonio de la Ossa el libro Música, propaganda y sabotaje. Las Canciones patrióticas de Zaragoza y los Trece puntos de la victoria Música, propaganda y sabotaje. Las Canciones patrióticas de Zaragoza y los Trece puntos de la victoria(Guillermo Escolar Editor).

«Se trataba de canciones patrióticas que habían surgido de un concurso de composición que se había lanzado en la España nacionalista para buscar canciones que elevaran el ánimo de la retaguardia, de los frentes, que subrayaran sus héroes… Y la idea tuvo que ser un éxito por lo que he visto en diferentes periódicos del momento. Se realizaron algunas grabaciones con el Orfeón de Zaragoza y viendo el éxito, lo reeditaron en 1938», cuenta Marco Antonio de la Ossa, que explica cuál era el objetivo del sabotaje: «Era una de las medidas orquestadas para hacer los más populares posibles esos 13 puntos de la victoriadel presidente Negrín y lograr llegar a cuanto más público mejor».

Sobre el concurso del que habían nacido las canciones, Marco Antonio de la Ossa cuenta «que tuvo recompensa económica y se llegaron a hacer conciertos para que estas llegaran a los soldados». Sin embargo, analiza, «el éxito fue relativo porque el aprendizaje de una nueva canción con un texto algo más elaborado no era tan relevante como otras canciones heredadas de las milicias, de otros conflictos o de canciones populares que todo el mundo conocía... Estas trece canciones eran marchas militares, canciones bélicas, algún pasodoble...».

Y es que la música durante el conflicto bélico español jugó un papel fundamental en ambos bandos según narra el autor de esta obra: «Fue muy importante ya que, desde el primer momento, ambas facciones lo vieron como un medio de primer orden para mostrar su ideología y movilizar a toda la población culpabilizando al contrario y reafirmando su razón». En ese ambiente, «se grabaron diferentes cancioneros y se propusieron concurso de composición para nuevos repertorios y que llegaran a través de la radio o se interpretaron por las múltiples bandas de música que había en la épocas».

Para este volumen, el autor investigó en el Archivo General de la Guerra Civil española de Salamanca, donde halló el cancionero saboteado, y en el Archivo Histórico Provincial de Zaragoza, donde encontró la primera edición. Lo que no ha podido encontrar aunque sigue buscando, «es el disco donde quedaron registradas estas canciones», afirma.

Sobre el autor o los autores de este sabotaje «poco se sabe» aunque el autor de esta investigación, no cree que tuvieran mucho futuro: «Probablemente, los fusilarían en cuanto los descubrieran aunque existe la posibilidad de que lograran escapar ya que había mucho movimiento hacia Cataluña o el frente del Levante».