El gerente de la cooperativa Niño Jesús, de Aniñón, Jesús Abad presentó su nuevo vino, 1428, que alude a la altitud del monte Estecillo, en su término municipal y que solamente se distribuye a través de hostelería. Explicó las peculiaridades de esta cooperativa, que «dispone de un importante potencial debido a su ubicación en altura y la estabilidad que le confiere la producción de diversos alimentos». Pues a más de 700 metros de altitud, Niño Jesús produce cerezas, melocotones, peras, ciruelas, almendras, aceite de oliva extra virgen y, por supuesto vino, enmarcado dentro de la DOP Calatayud. Respecto al vino, han pasado de comercializar el 95 % a granel, a crecer en botellas hasta alcanzar el 40 % actual. De hecho, en cuatro años han aumentado de 12.000 botellas a las 120. 000. «Un crecimiento sostenible y sostenido -según Abad-, que nos ha permitido aprovechar la moda internacional de la variedad garnacha», de las que poseen una elevada proporción de viñas viejas. Además de la exportación, y «aunque es más complicado, creemos que también tenemos un hueco en España». De ahí la creación de un vino específico para el sector hostelero, que no se puede encontrar en las tiendas.

Aunque Estecillo es la marca emblema de Niño Jesús -en la presentación se probó el blanco 2016-, acaban de lanzar una marca exclusiva para hostelería, 1428, que alude a la altura de dicho monte. El enólogo Manuel Cristóbal explicó que se trata de una mezcla de garnacha y syrah, con elevada proporción de viñas viejas, criadas en vaso, incluso de más de 70 años. Las dos variedades se vinificaron por separado, con un leve paso por madera. Resulta un vino «fresco y joven, con notas frutales en la nariz», sin esconder el toque de madera, lo que se aprecia mejor una vez que ha respirado, con notas a bosque, especias y café. Para comprobar el buen maridaje de los dos vinos presentados, el evento tuvo lugar en el Bar Izakaya, donde su propietario Carlos Gregorio, preparó algunas especialidades centrada en las cocinas asiáticas.