Rusia fue uno de los países que participaron en los Salones Internacionales de Fotografía de Zaragoza que a partir de 1925 organizó la Sociedad Fotográfica. Especialmente importante, por el número de autores, fue la representación en el IV Salón (1928), debido al interés que la fotografía suscitaba en los responsables de la construcción del nuevo Estado surgido tras la revolución de 1917. El último cuadro ha sido pintado, tituló su conferencia el teórico Tarabukin en el Instituto de Cultura Artística de Moscú, en 1921. Siguió la exposición 5 x 5 = 25 en la que artistas como Rodchenko (San Petersburgo, 1891-Moscú, 1956) mostraron por última vez sus pinturas para dedicarse al diseño constructivista, al fotomontaje y a la fotografía.

Por los títulos de las fotografías que los autores presentaron a las cinco primeras ediciones del Salón, el retrato y el paisaje fueron los temas centrales, cuyo tratamiento no llamó la atención de quienes las reseñaron. No obstante, conviene atender a la situación de la fotografía durante aquellos años en la Unión Soviética. En 1925, Rodchenko escribió a su mujer, la artista Stepánova, desde París mientras trabajaba en el diseño del Club Obrero para el pabellón de la URSS en la Exposición Internacional de las Artes Decorativas e Industriales, confiándole la gran decepción de su contacto con una ciudad occidental consumista tan ajena al compromiso revolucionario del Este: «La luz de Oriente no es solamente la liberación de los trabajadores. La luz de Oriente consiste en una nueva actitud hacia el individuo, la mujer y las cosas». Ambos artistas, con Popova o Tatlin, entre otros, participaron en la puesta en marcha de los Talleres de Enseñanza Superior de Arte y Técnica, con el objetivo de contribuir a la construcción de la nueva sociedad.

NUEVO VOCABULARIO

Dos años antes, en 1923, el poeta Mayakovsky alentó la creación del grupo Lef (Frente de Izquierdas de las Artes) cuyo órgano de expresión fue la revista del mismo nombre en la que se dieron cita escritores, cineastas, autores de teatro, artistas plásticos, dispuestos a radicalizar los lenguajes mediante el ensayo experimental y el empleo de un nuevo vocabulario. Muy pronto la propuesta fue tachada de formalista e incomprensible por los autores amateurs que conformaban las numerosas asociaciones creadas en los clubs obreros, donde arraigó la fotografía. El editorial del primer número de Sovetskoe foto (1926), Revista mensual dedicada a cuestiones de fotografía de reportaje y amateur, que ese era su subtítulo, alentaba el uso de la fotografía: «En Occidente la fotografía amateur está prácticamente presente en cualquier hogar y se ha convertido en un factor importante en la elevación del nivel cultural de masas. En cambio, en nuestro país, la fotografía sigue siendo patrimonio de una minoría». En 1926 se organizó un concurso dedicado a la fotografía amateur. Los trabajos debían ser colectivos y los temas centrados en «nuestra producción, nuestra existencia cotidiana, nuestro trabajo social y las vidas de nuestra juventud».

La situación cambió en 1929, conocido como «Año del gran punto de inflexión» tras el ascenso de Stalin. Desde 1930 hasta 1934, Rusia, aislada culturalmente de Occidente, no participará en los Salones de Fotografía de Zaragoza, a los que regresó en la décima edición. El jurado integrado por el presidente Lorenzo Almarza; los vocales Mariano Ara, Joaquín Gil Marraco, Aurelio Grasa, Jalón Ángel, Julio Requejo y Jesús Morláns; y el secretario Eutimio Marco, seleccionó de un total de 1.620 obras realizadas por 275 autores, 460 fotografías que se expusieron en la Diputación de Zaragoza. Rusia figura entre los países representados con obras de Prechnel, Zelma, Novitzry, Shaguine, Sterember, Debábov y Rodchenko. En la reseña de la revista Aragón leemos: «De Rusia presenta varios autores que retratan tipos degenerados de aquel país, tales como Kirghis, que es el tipo de hombre más próximo al gorila, es debido a Delabor (sic); es de mencionar Lanzadores de jabalina de Scheguine (sic); el titulado Fuerza de Rodchenk (sic), no es más que un punto de vista que no es frecuente».

Dimitri Debábov se introdujo en la fotografía en 1929, por consejo de Eisenstein con quien había colaborado. Participó en el grupo Oktiabr (Octubre), en el que tanta influencia tenía Rodchenko. Y tras la clausura del grupo, trabajó para agencias del gobierno y publicó sus fotografías en revistas como SSSR na sroibe (URSS en construcción), lujosa publicación gubernamental en varios idiomas cuyo propósito era mostrar la imagen del nuevo Estado. Rodchenko, pintor, diseñador y fotógrafo, uno de los artistas más destacados de la vanguardia rusa y máximo representante del Constructivismo, envió cuatro fotografías: Admiradores del sol, Fuerza, Cabeza y Mujer. Simples puntos de vista no frecuentes, según la prensa zaragozana. ¡Ay! Por supuesto no se reprodujeron, de modo que las imágenes que ilustran este visor corresponden a querencias personales. Uno de los retratos de Mayakovsky, cuyo poema Pro Eto (Sobre esto), publicado en el primer número de la revista Lef (1923) se acompañó de ocho fotomontajes de Rodchenko. De 1924 son sus primeras fotografías que exploraban un nueva forma de mirar en la que no pasan inadvertidas sus experiencias previas con la pintura y el diseño. En su apartamento de Moscú retrató al poeta en seis tomas con diferentes encuadres. El primero de plano medio con un cigarrillo, recordó en sus memorias, fue el mejor, el que más publicó y se expuso. La ciudad, sus edificios y el incesante movimiento que animaba las grandes avenidas le permitieron explorar el espacio mediante el uso de dinámicos escorzos y cortes oblicuos en composiciones únicas. A partir de 1928 sufrió los primeros ataques de quienes le acusaban de formalista y de plagiar la obra de artistas extranjeros. Y al igual que Debábov, colaboró en la revista SSSR na sroibe.

En 1934 retrató a la fotógrafa Eugenia Lemberg con su Leica colgada al cuello, esperando el tren a Crimea. Aquel año sus fotografías se presentaron en Zaragoza, pero no se entendieron. Ahora se pueden disfrutar en dos exposiciones: Vanguardia y propaganda. Libros y revistas del Arhivo Lafuente, en el Círculo de BBAA de Madrid; y El pensador óptico. Rodchenko, en el Centro de Documentación de la Imagen de Santander, con obras del Archivo Lafuente.

En 1928, cuando Rodchenko confiaba en la utopía de transformar la vida mediante el arte, escribió de sí mismo en tercera persona: «Entre sus manos la Leica negra de níquel y cristal se pone con amor al trabajo. Mostrará este mundo. Mostrará el mundo habitual y cotidiano. Bajo un nuevo ángulo. Mostrará la gente y la construcción del socialismo con más fuerza y grandeza. Hará propaganda con la fotografía. Propaganda de todo lo nuevo, joven y original».