¿Cuál habría sido el periplo de Frankenstein si hubiera vivido

las 20 décadas transcurridas desde su nacimiento en 1818 hasta hoy? A esta pregunta intenta responder un proyecto multidisciplinar denominado Frankenstein resuturado, del que ayer se inauguró una exposición en el hall y en el Espacio escaleras del museo Pablo Serrano, dentro del Festival Aragón Negro.

Fernando Marías, impulsor del proyecto contó su nacimiento, en un acto al que asistieron Juan Bolea, director del Festival Aragón Negro; y Nacho Escuín, director general de Cultura, entre otros. Hace 200 años (en 2018) que se publicó la novela de Mary Shelley y celebrarlo de forma colectiva «necesitaba algo especial». Como eran 20 décadas, se pidió a 21 autores que escribieran 21 relatos que «situaran a la criatura en cada una de las décadas hasta ahora» y a 21 ilustradores que pusieran cara a esos textos. De ahí surgió, contó Marías, un libro editado por Alrevés, pero «no era suficiente»; así que se añadió la traducción de la novela original de Lorenzo Luengo, «una traducción adecuada al siglo XXI». Y como Luengo es un especialista en el tema, se le pidió «que hiciera un estudio sobre lo que sabe sobre la novela».

Cuatro de estas ilustraciones son las que se han reproducido a un tamaño de 248 centímetros, que sería «la altura que según Mary Shelley tiene su criatura» -nos dan una idea de la envergadura del personaje- y las que pueden verse en el Pablo Serrano.

Ahí se ve Dos bordes de una misma herida (1848-1857), de Fernando Vicente, que ilustra el texto de Valeria Correa Fiz; donde se ve a un Frankenstein que coge suavemente a una chica tumbada aunque mira hacia otro lado. En La edad de oro (1978.-1987), con texto de María Zaragoza e ilustración de Didac Pla, se presenta feo, como un ángel en la Movida madrileña que entre rock y jeringuillas encuentra la amistad.

En Al final del paraíso (1818-1827), escrito por Julio César Iglesias e ilustrado por Raquel Lagartos, presenta a la criatura en una zona hostil donde se ve obligado a regresar con los hombres. Y en Victoria (1948-1957) el texto de Elia Barceló y el dibujo de Juan Miguel Aguilera lo presenta mirando las estrellas con un cohete que lo lleve con su compañera.

DOS REGALOS / Junto a las ilustraciones, se presenta un mapa que incluye el recorrido de la criatura desde 1818 hasta hoy con la selección de dibujos y, «como cierre del círculo», explicó Marías, se añaden dos poemas, que abren y cierran el libro.

El primero, de Yolanda Castaño, De hierro el paso (1828-1837), ilustrado por Sara Morante, nos presenta a un hombre que «sabiéndose condenado a la soledad se sube a un tren cercano a suiza para buscar un destino nuevo»; mientras en el segundo, que cierra la publicación lleva por título Europa (2008-2017). El poema de Raquel Lanseros (que ayer recitó en directo) y el dibujo de Santiago Sequeiros presenta a una «criatura que vuelve a Europa tras buscar ese beso siendo uno más de esos refugiados que vienen a esa Europa insolidaria, siendo el marginado entre los marginados», señaló Fernando Marías.

El proyecto cuenta también con banda sonora relacionada con la creación de un género, el de la ciencia ficción, que Mary Shelley creó cuando tenía 19 años y que «hoy sigue siendo una reflexión sobre la condición humana y el futuro incierto. La música y la voz la ponen (ya ayer lo hicieron en el Pablo Serrano) la cantante Rosa Masip y el guitarrista y compositor Josete Ordóñez con Objetos perdidos, fusión de guitarra e imágenes de cine mudo.