El secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo, y el presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), Daniel Fernández, presentaron ayer en la Biblioteca Nacional el informe La lectura en España, que pone de manifiesto el estancamiento de los hábitos de lectura en nuestro país.

Según Fernández, este estudio, coordinado por José Antonio Millán, es «el paisaje tras la batalla de la durísima crisis económica y social» de los últimos años y tras los que se observa un «estancamiento claro de los índices de lectura».

Las encuestas y estadísticas ofrecen datos muy variados, según explicó Fernández, ya que mientras la encuesta del CIS cifra en un 35% de españoles que confiesa que no abre «jamás un libro», otras son peores y sitúan en más de un 40% los ciudadanos que aseguran no tener interés por la lectura o la cultura en general.

Unas cifras que, según indicó, suponen «un tremendo fracaso como país» ante el que es necesario «corregir rápidamente el rumbo» y por ello ha confiado en que el Plan de Fomento de la Lectura que planea el Gobierno sea aprobado rápidamente.

Junto a estos datos, el informe apunta a un aumento de los lectores «frecuentes» (que leen al menos una vez a la semana) ya que en los últimos 15 años han subido 11,2 puntos, lo que demostraría, reconoció Millán, una «desigualdad lectora» creciente.

Más mujeres lectoras que hombres, el perfil de los que leen frecuentemente es el de una persona urbana de entre 30 y 55 años y con formación universitaria mientras los que menos se acercan a los libros son los de más edad de zonas rurales.

Respecto al sistema bibliotecario, el estudio explica que el gasto en adquisiciones ha bajado de 1,50 euros a 56 céntimos por habitante entre 2009 y 2014, lo que ha reducido préstamos (8.349.307 préstamos menos en 2014 que en 2010), a pesar del incremento del número de habitantes inscritos en las bibliotecas que pasa del 28,72% al 34,49%, algo que también ocurre con el número de visitas por habitante y año a estos centros.