«Los políticos, y yo son una muestra, no vienen en una nave espacial, son nuestros vecinos, personas normales. ¿Y a estos les linteresa la cultura? Pues en general no. Los españoles no tienen la idea de que somos un país de buenos artistas». Así de contundente se manifestó la guionista, directora de cine, escritora, expresidenta de la Academia de Cine y exministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, para responder a la pregunta de Luis Alegre: «¿Por qué la cultura está fuera de la campaña electoral?» Ambos participaron en una nueva sesión del ciclo Trayectorias.

Tuvo un pequeño papel en el cine con 9 años ya que su padre era el productor José María González Sinde; pero más que su pasión por las películas, le transmitió «el valor de lo colectivo, el luchar por lo bueno para todos y no solo para uno».

Fue acompañante de Dylan durante una semana en su primera visita a España («era muy amable), aunque también reconoció que entregarle el Nobel fue «un disparate».

Tuvo las mejores palabras para José Luis Borau (que le impartió un máster), ya que «de los réditos que aprendí con él me he ganado la vida»; y de Luis Buñuel, porque «me encantan los cineastas que hacen lo que pueden con lo que tienen». Esa lealtad a Buñuel le ha provocado aversión a Dalí porque le acusó de comunista.

González-Sinde no quiso ser directora, sino guionista. «Una película es lo más alejado a un papel» y el sentirse estancada como guionista le hizo ponerse tras la cámara.

Ese sentimiento colectivo le hizo ser presidenta de la Asociación de Guionistas y de ahí a la de la Academia de Cine y de ahí al Ministerio de Cultura, donde «todo son frustraciones» porque en la política hay «muchas deslealtades». En cuanto a la Ley Sinde y su polémica con los internáutas dijo que «todo fue muy desagradable, tenso e injusto»; aunque quizá de ahí surgió la idea de su novela El buen hijo. Esos años le hicieron estar alejada del cine y ahora, con 51 años, dijo, los productores ya no la consideran «sexy ni chispeante».