Alba Saskia comenzó a perder audición a los 13 años como consecuencia del síndrome de Brown-Vialetto-Von Laeve, una enfermedad neurodegenerativa que actualmente sufren 80 personas en todo el mundo. Con 21 años sufrió una disfagia que le tuvo en cama durante varias semanas. Fue en ese momento en el que Alba comenzó a escribir microrrelatos en su blog, aficionándose a la escritura y llegando a presentarse en 2016 al Premio Planeta. Su novela Con un par de alas, que escribió en apenas 15 días, quedó seleccionada entre las 10 mejores del certamen. Ayer estuvo en Zaragoza firmando ejemplares.

—¿Cómo se le ocurrió presentarse al Premio Planeta con apenas dos semanas de antelación?

—La verdad es que yo estaba navegando por internet, y de repente me encontré con la página de Planeta en la que anunciaban que solo quedaban 15 días para presentar los manuscritos a este premio. Lo primero que pensé fue que era imposible, empecé a leer las bases del concurso y aún me quede más convencida de ello. Sin embargo, esa noche cené con mi familia y me convencieron de que lo intentase.

—¿Cómo se escribe una novela en 15 días?

—Durante esas dos semanas me encerré en mi habitación y puse mis cinco sentidos en escribir. Me olvide del mundo. Hubo varios momentos en los que pensé que no llegaba, pero mi familia siempre estuvo allí para animarme. Al final entregué el manuscrito en el último momento. Para mí no estaba acabado, pero si lo hubiese retocado no lo hubiese enviado. Cuando Planeta me dijo que quería publicar el libro mi editora me aconsejó que le hiciese algunos retoques, pero finalmente llegué a la conclusión de que si mi novela había gustado así no quería retocarla. Quería mostrar los personajes al descubierto, sin maquillar la realidad, dejando claro que la vida puede ser dura y que a veces hay que perderse para volver a encontrarse a uno mismo.

—¿Qué supuso para usted quedar entre los 10 finalistas del Premio Planeta?

—Cuando vi mi nombre en la pantalla del ordenador empecé a pulsar compulsivamente F5, no me lo creía y aún a día de hoy sigo un poco en shock. Ese puesto me ha proporcionado una seguridad que antes no tenía. Ahora sé que quiero escribir, que quiero seguir formándome en este camino.

—‘Con un par de alas’ no es lo primero que escribe, durante su larga estancia en el hospital comenzó a publicar una serie de microrrelatos en su blog.

—Con 21 años toda la estructura de mi vida cambió de repente, empecé a tener muchas horas de rehabilitación, de descanso, etc. Fue entonces cuando me decidí a abrir el blog. Empecé a escribir desde el anonimato, así que todas las críticas positivas a mi trabajo provenían de gente desconocida. Eso me gustaba, ya que pensaba que mi familia y conocidos podrían regalarme los oídos. Me di cuenta de que a la gente le gustaba lo que hacía, eso me animó a seguir con ello.

—¿Existe algún paralelismo entre su historia personal y la historia que plantea en la novela?

—La historia es inventada, no es mi historia, pero existen ciertos nexos de unión que relacionan la historia con mi experiencia personal. Por ejemplo, el personaje del abuelo en la novela es realmente mi abuelo, fue mi pequeño homenaje. Quería transmitir ese sentimiento tan importante para mí de pertenecer a una familia, no necesariamente de parientes, sino también de amigos y personas cercanas. Personas que te aconsejan, que te dicen lo que piensan aunque a veces no estén de acuerdo contigo, pero también personas que hagas lo que hagas te van a apoyar. La novela plantea una situación en la que la vida te desborda, un momento en el que no sabes que hacer, en el que todos los aspectos de tu vida han cambiado. A mí la vida me cambió por un tema de salud, a la protagonista de mi novela le cambió la vida por el amor. En ese sentido conozco esa sensación, la sensación de no saber qué hacer y tampoco tener mucha prisa en descubrirlo.