La película Les garçons et Guillaume, à table! (Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!, ópera prima de Guillaume Gallienne, fue la gran triunfadora en la 39ª edición de los Premios César del cine francés, entregados el viernes, al lograr los galardones al mejor largometraje, primer filme, montaje, adaptación y actor.

La gran favorita --diez nominaciones-- no defraudó y su artífice --Gallienne-- fue laureado además por su doble interpretación de un niño y de su madre, en una película parcialmente autobiográfica que ha vendido más de un millón de entradas en Francia. Se trata de una comedia ágil que indaga en la cuestión de la identidad, a través de un chico tan fascinado por su madre que no duda en disfrazarse de Sissi Emperatriz.

Sin embargo, en la categoría de mejor director, los cerca de 4.000 académicos con derecho a voto condecoraron a Roman Polanski, por La Vénus à la fourrure, con la que supone su octava estatuilla y cuarta como mejor cineasta.

Otra de las cintas destacadas de la ceremonia fue 9 mois ferme, de Albert Dupontel, que se llevó el aplauso al mejor guión y a la mejor actriz, Sandrine Kiberlain.

En el plano cinematográfico, la gran decepción de la noche fue La vie d'Adèle. de Abdellatif Kechiche, que solo se llevó el premio a mejor actriz revelación. Por su parte, la belga Alabama monroe, de Félix Van Groeningen, se llevó el César a mejor película extranjera, en detrimento de la española Blancanieves, de Pablo Berger.

Pero en una ceremonia plomiza e inevitablemente eclipsada por el furor mediático de la gala de los Oscar de Hollywood, la más buscada por los fotógrafos fue Julie Gayet, nominada a mejor actriz secundaria por meterse en la piel de una seductora consejera diplomática en Quai d'Orsay, de Bertrand Tavernier. La actriz eclipsó la presencia de Quentin Tarantino y Scarlett Johansson.