La obra de Peter Ustinov fue más prolífica de lo que su popularidad como actor hace pensar, ya que también dirigió varios filmes y escribió novelas y piezas teatrales. Triunfando como buen secundario, se permitió el lujo de dirigir películas tan peculiares como Romanoff y Julieta, una sátira de la guerra fría, y La fragata infernal, una introspección aventurera. Como actor trabajó con Clouzot, Kubrick y Ophüls, y fue un excelente Hércules Poirot en Muerte en el Nilo, pero su trabajo más recordado es el del megalómano Nerón de Quo Vadis?, el que en una escena antológica derrama una lágrima para él y otra para Petronio mientras Roma arde en llamas.