Al escenario vacío de la Plaza de España subieron espaciados unos actores que se quedaban plantados en silencio ante el público. Sonaba fuerte el tráfico y la gente miraba extrañada a aquellos jóvenes que, desvalidos y dramáticos, devolvían la mirada desde el estrado. De los altavoces salieron unos gritos apagados y lejanos, que se fueron ampliando hasta hacerse reconocibles. Aquellos actores fueron sumando sus voces a aquellos lamentos y, de forma triste, se dieron la media vuelta: "Si tú le das la espalda al teatro, el teatro te da la espalda a tí". Era, desde los altavoces, el texto entero y el telón de aquella actuación de desvalidos.

Celebraban ayer los actores el Día de la Actriz y el Actor de Aragón planteado como "un encuentro entre todos los intérpretes" para "darnos a conocer a las instituciones aragonesas", así como "al público y a los medios de comunicación", para evitar que "nos veamos obligados a autoexiliarnos".

Así lo explicaba un texto emitido ayer por el Sindicato de Actrices y Actores de Aragón (SAAA), que integra a 90 de los 110 intérpretes teatrales que desarrollan aquí su tarea, sabedores de que "si preguntamos a los habitantes de otras comunidades del Estado Español nombres de algún actor o alguna actriz de su tierra, seguro que nos dan al menos dos o tres nombres. En Aragón no ocurre eso". Víctor Biau, secretario del sindicato, declaró a este diario que "nunca se han preocupado las instituciones de esta profesión, y no por mala fe, sino por desconocimiento". Y refirió que el Centro Dramático de Aragón, aunque es un vehículo de trabajo para actores aragoneses, no deja de ser una oferta "eventual", como recalcan los propios intérpretes.

Susana Torres lleva nueve años en el teatro profesional y asegura que "en Aragón es prácticamente imposible vivir del teatro". Ella terminó en la Escuela de Arte Dramático el año 1995 tras salvar las barreras familiares y empezó trabajando unos años "intentando vivir de la profesión". Susana confiesa que "al final se vio que aquello no daba para más y tuve que buscar otro trabajo fijo como alternativa para comer".

Le quedaba el autoexilio como dilema vital, pero ella prefirió seguir en Zaragoza, pese a la falta de redes de actuaciones de las compañías autóctonas por todas las comarcas de la comunidad: "En Aragón no es así. Se cogen espectáculos de otras comunidades para ir a los pueblos". Y luego, "los pueblos se gastan el dinero en las orquestas o en el toro de fuego"

Alfredo Abadía, actor que sí vive del teatro, afirma que un obstáculo en Aragón es que "no hay muchas salas acondicionadas para llevar a ellas obras de teatro" y concluye que "ha ganado el fútbol, internet o un tipo de música frente al teatro y la cultura ". El que intenta "sobrevivir con esto", lamenta que "cada año termina gente en la Escuela Municipal y no tiene salida".