TÍTULO Nodus

AUTORA María Enfedaque

LUGAR Galería A del Arte

FECHA Hasta el 16 de abril

¿Me consideras un hombre culto y leído? Sin duda, replicó Zi-gong, ¿no lo eres? En absoluto, dijo Confucio. Tan solo he agarrado el hilo que enlaza el resto. Con esta cita, Manuel Castells comenzó el ensayo La sociedad red, primer volumen de su proyecto La era de la información: economía, sociedad y cultura, al que hemos de referirnos para analizar la exposición Nodus de María Enfedaque (Zaragoza, 1975) en la Galería A del Arte. Del latín nodus deriva nodo que, en términos generales, se refiere a un espacio real o abstracto en el que confluyen parte de las conexiones de otros espacios reales o abstractos que comparten sus mismas características y que, a su vez, son nodos. Las relaciones entre los nodos no son jerárquicas y conforman una red o conjunto de nodos interconectados. Lo que un nodo es concretamente, anota Castells, depende del tipo de redes, que siempre son estructuras abiertas al estar capacitadas para expandirse sin límites e integrar nuevos nodos, siempre que compartan idénticos códigos de identificación.

La extensa secuencia de pinturas, dibujos y collages que Enfedaque presenta en esta exposición configuran una topología, o forma lógica de una red, cuya morfología dinámica, en permanente proceso de deconstrucción y reconstrucción, deriva en una gran estructura de madera que, de algún modo, pretende ser la culminación del análisis analítico y procesual llevado a cabo. Un propósito, sin embargo, fallido conceptual y técnicamente.

El tiempo atemporal propio del espacio de los flujos de naturaleza anatómica y vegetal que Enfedaque pinta, colisiona con el tiempo temporal que conforma el espacio en aquellas obras ocupadas por el desplegamiento geométrico de una estructura. Dice Castells que la tendencia dominante en nuestra sociedad muestra la venganza histórica del espacio, al organizar la temporalidad en lógicas diferentes, e incluso contradictorias, según la dinámica espacial. El espacio en la obra de Enfedaque es siempre múltiple, diseminado, fragmentado y desconectado, hasta el punto de dar la impresión de estar elaborándose. Cada una de las obras descubre las relaciones morfológicas que la red determina. Y en su conjunto podrían ser la expresión de los enlaces que se establecen entre los nodos de esa misma red. La cadencia, casi fugitiva, del ritmo natural de los gestos dibujados potencia la profundidad cromática-espacial, enlaza los fragmentos adheridos en los collages y colabora en el vaciamiento material de los soportes.

Durante toda su trayectoria, María Enfedaque ha intentado agarrar el hilo que enlaza el resto. El dibujo y el color han sido sus más firmes aliados. Y la naturaleza orgánica de un espacio fluido, en continua transformación, le permite imaginar los reflejos de lo que observa.