Solvente en casi todo pero excelente en nada. Es un thriller a menudo trepidante pero pierde el ritmo en momentos clave, y su eficacia como sátira salvaje se ve saboteada por sus fallidos intentos de funcionar como manual de la corrupción española. N. S.

Tiene todos los elementos que últimamente han gustado del cine español que es a la vez de género y a la vez comprometido: ritmo de thriller muy agitado, retrato de la corrupción política y del poder de los medios, y actores y actrices en un momento dulce. Q. C.