La bailarina y coreógrafa Aída Gómez, que conoció y trabajó con María de Ávila al inició de su carrera en el Ballet Nacional de España (BNE), considera que la fallecida "tenía un olfato especial para descubrir talentos".

Y cita a Joaquín Cortés, Antonio Canales, Lola Greco, Antonio Márquez, Trinidad Sevillano o Arantxa Argüelles. "A mí me hizo primera bailarina", recuerda hoy Gómez, que entonces tenía "dieciséis o diecisiete años".

Triste por la pérdida de María de Ávila, Gómez considera que con ella el Ballet Nacional de España, en cuya dirección sustituyó a Antonio, vivió "una etapa muy brillante, muy interesante. Todavía vive de esa gestión".

"Tenía muy claro lo que tenía y quería hacer. Eligió muy bien a los coreógrafos (Mariemma, Alberto Lorca,...), la imagen que debía dar el Ballet dentro y fuera de España, la necesaria proyección en el extranjero...", afirma Gómez, quien recuerda hoy que con María de Ávila fueron al Metropolitan de Nueva York y les "subió a la cima".

Gómez, que dirigió el BNE entre 1998 y 1999, destaca de María de Ávila su fuerte personalidad, "no se callaba nada", que era "trabajadora, muy trabajadora, y espectacular en el trato humano. Podía parecer fría, pero era muy cálida, estaba muy pendiente de los artistas. Era también muy culta".