Albert Bertran Bas debuta en la novela con La memoria eres tú (Roca Editorial). Un viaje a través de un joven de 15 años que mientras intenta descubrir quién es, avanza por la historia de España cruzándose con personajes como Robert Capa, Hemingway, Hitler, Machado o la Bella Dorita y presenciando inventos como el futbolín, la entrada de los nacionales en Barcelona y la reunión en Hendaya entre Franco y Hitler.

-El protagonista de ‘La memoria eres tú’ se llama Homero. No parece casual la elección...

-Esto empezó siendo un guion y con otra historia. Iba a hablar de un anciano que lo desahuciaban de su piso y era acogido por unos estudiantes que vivían enfrente. Estábamos en un momento políticamente potente en España con todo el tema de la independencia y quería que a través de sus memorias le hiciera entender a esos jóvenes, cada uno de un lugar de España diferente, lo que era la memoria histórica y calmar los ánimos. Y solo le llamé Homero porque me hacía gracia que le pudieran llamar Homer como el de los Simpson. Era la única razón. La historia pierde mucha profundidad con esta explicación, ¿verdad?

-Siguiendo por las casualidades, tampoco lo parece que este protagonista tenga 15 años.

-Quería la mirada inocente y limpia de un niño que no fuera lo suficientemente pequeño para no poder valerse pero que no hubiera madurado aún. El hecho de que fuera un niño me daba esa ventaja de una mirada limpia, inocente en un momento muy convulso de la historia donde todo eran bandos, blanco y negro, y en un chaval al que nadie le ha explicado nada. De hecho, el libro comienza con una conversación con su padre que es una declaración de intenciones de lo que es la novela, él quiere saber con quién tiene que ir. Y el libro lleva el camino de que no se trata de elegir sino de descubrirte a ti mismo y quién eres. Todos los personajes que se va encontrando, tan distintos y tan pintorescos, le van aportando algo a él, y le van convirtiendo en la persona que tiene que convertirse.

-Novela histórica, drama… yo creo que el éxito de la novela reside en la combinación de géneros pero usted, ¿cómo califica su novela?

-Yo siempre he sido antietiquetas pero no porque tenga un problema con eso sino porque no he hecho este libro pensando en qué iba a hacer. Yo quería una historia de aventuras como he leído en los cómics que me han encantado, que fuera ágil, divertida… y acabé en la guerra civil pero no creo que sea un libro crudo, tiene sus puntos de humor. Al final van entrando todas esas cosas que uno ha ido viendo en películas, el amor, la amistad, la novela de formación, el autodescubrimiento, la venganza, la muerte… Se van tratando una serie de temas universales porque creo que todo el mundo empatiza con esos sentimientos. Lo que sí quiero dejar claro es que no es una novela sobre la guerra civil, la guerra es el contexto pero es de todo menos una novela sobre esa contienda.

-¿Cree que el ritmo que tiene la novela es consecuencia de su formación de guionista?

-Sí, un guion es mucho más rápido, no te tienes que alargar con frases, es todo muy directo, más frío a veces, pero no te da tiempo a dormirte, cada escena cuenta. Y cuando escribí la novela lo primero que prioricé es que no quería aburrir. Yo como lector necesito que pasen cosas, me gusta ir al meollo. Al venir de un guion me fue fácil porque muchas veces se pueden hasta leer las escenas. A mí me encanta el diálogo, conozco a los personajes a través de cómo hablan. Tengo claro cómo quiero que sea un personaje, cojo un estereotipo y les hago hablar sin saber dónde me van a llevar. A veces los personajes me meten en marrones pero a veces las mejores escenas parten de cuando tus personajes te meten en problemas.

-En la novela, se combina la realidad con la ficción, de hecho, aparece hasta el coche de Franco que le regaló Hitler.

-A mí Forrest Gump me encanta. Por ejemplo, esa escena con Elvis en la que él le enseña los pasos, es algo que a la trama de la película no le influye pero es un guiño muy bueno y eso me encanta. Mi abuelo durmió la siesta en ese coche de Franco que Hitler le regaló. Él durmió la siesta, mi personaje hace el amor. Hay muchas partes del libro que son reales porque son historietas de mi abuelo. Los personajes históricos no, mi abuelo no bebió con Hemingway… Esos me los he cruzado yo porque me encanta hacerlo , llenan de vida la novela y hacen sonreír al lector sin tener más trascendencia en la trama.

-¿Podemos aprender de esta novela?

-La memoria histórica es básica y deberíamos aprovecharla antes de que desaparezca del todo. Vivimos 40 años horrorosos de una dictadura pero cuando investigas ves que una guerra es una guerra y no todo es blanco o negro. Y si nos pasara a nosotros, según en qué situaciones estaríamos metiéndonos tiros por nada, sin conocernos. Son momentos muy jodidos y te hace reflexionar e intentas ser mucho más moderado y tranquilo aunque parece que en este país no hay hueco para eso.

-Esta novela nace de un guion audiovisual pero, ¿se hará película?

-Sé que hay un par de productoras que están estudiando las posibilidades de hacerlo. Soy consciente de que es muy difícil porque sería una película cara de hacer o una miniserie. Está pensado como un guion y se nota ese lenguaje visual y cinematográfico pero a saber. Ojalá.