Hace unos años recibió un pequeño encargo, hacer el cartel de las Jornadas de cine mudo de Uncastillo. «En aquella edición -recuerda el ilustrador aragonés Alberto Gamón­- estaban dedicadas a las revoluciones en el cine mudo. Obviamente, estaba 'El acorazado Potemkin' pero yo al ver que también había películas mexicanas, hice el cartel con un mexicano». Una ilustración muy alabada pero, en principio, sin mucha más repercusión. Sin embargo, ese cartel le abrió la puerta a un proyecto mucho «más ambicioso» que acaba de ver la luz, ilustrar la reedición de 'México insurgente' (Nórdica / Capitán Swing), de John Reed, en el centenario de su muerte. «Vieron aquel dibujo y se quedaron con él hasta ahora... Con Nórdica ya trabajaba más o menos asiduamente pero ha sido un honor que contaran conmigo para esta reedición». El libro es una crónica de la revolución mexicana que originalmente se publicó en artículos periodísticos.

¿Cómo se afronta un proyecto de tanta envergadura? «El hecho en sí de hacer los dibujos es lo que menos cuesta...», confiesa el zaragozano Gamón, que prosigue con su explicación: «Lo que más cuesta es preparar todo el tema cuando te encargan un proyecto así. Yo la revolución mexicana la conocía con la superficialidad que la conoce todo el mundo, es decir, los tópicos, los protagonistas y poco más... así que lo primero fue leer el libro y, como hago siempre, lo leo dos veces. La primera lectura es solo como lector porque para ilustrar un texto primero tienes que hacer tuya la lectura, disfrutarla. Y luego ya hice una segunda lectura con la cabeza puesta en la ilustración, viendo el número de páginas y calculando que suele haber una cada 15 páginas... e ir viendo, claro, qué era lo oportuno para cada parte del texto porque lo suyo es que la imagen ilustre lo que se va leyendo en ese momento». A todo esto, hay que unir «consultar muchísima documentación al margen del texto de Reed, leer otros libros, ver películas, documentales, podcasts...», apuntala Gamón, que desvela la consecuencia de todo ese trabajo: «Como dedico mucho a la documentación y a los apuntes, cuando me pongo a ilustrar lo tengo todo muy claro. Es muy raro, salvo que no me acabe de convencer alguna imagen, que dude. Toda esa parte de borrado y tachar es, en realidad, la parte inicial. Luego hacer los dibujos no cuesta tanto».

Alberto Gamón puede presumir, sin duda, de tener un estilo muy característico que hace que se reconozcan sus trabajos con solo mirarlos y 'México insurgente' es una prueba más así que la pregunta es más que relevante, evidente. ¿De dónde viene este estilo ya tan consolidado? «Lo justo sería decir que de todo lo que me ha ido gustando y de todo lo que he visto, pero, evidentemente, sí hay referencias quizá más evidentes, desde referencias clásicas como el Renacimiento de Miguel Ángel con esa fuerza de sus imágenes hasta, obviamente, Picasso y ese gusto por lo geométrico aunque son caminos distintos porque lo mío no es cubismo ni nada que se le parezca. Y también es curioso porque bebo también de cierto arte precolombino y muralismo mexicano que ahora me ha venido de cine». Junto a todo esto, conviene resaltar la profundidad de las ilustraciones del aragonés: «Por encima de la parte estética que obviamente es importante, yo en los talleres con los chicos insisto en que dibujar es una cosa e ilustrar, otra. Ilustrar es contar, en mis ilustraciones de libros para adultos puedes hacer segundas lecturas de las imágenes, jugar con la ironía, se pueden hacer muchas cosas muy sugerentes. Siempre hay algo a lo que se le puede dar una vuelta», confiesa Alberto Gamón.

La conversación regresa inevitablemente a la revolución mexicana y a todo el proceso de documentación para este trabajo: «Solo el propio texto de John Reed ya te descubre cosas que me parece alucinante que después de más de 100 años de este libro, se sigan creyendo. Todavía se ve a Pancho Villa como ese cuatrero sin más. Cuando llega de gobernador a Chihuahua, Villa, que hasta hacía dos años era analfabeto, crea 50 escuelas en la ciudad en un mes. Y en estos tiempos de crispación política, ya he oído varias veces usar para criticar al partido rival que ‘parece la banda de Pancho Villa’. Si se documentaran un poco, pensarían de otra forma». denuncia el artista.

Con respecto al tiempo que le ha costado llevar a cabo este proyecto, Gamón también es sincero: «¿Sabes qué pasa? Estuve trabajando bastantes años en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN y eso era la inmediatez, hacer un trabajo en una tarde. Así que, a día de hoy, todavía me pasa que me hacen encargos para dentro, por ejemplo, de dos años y medio y te suena tan lejano que dices ‘ya lo haré’. Y no haces más que posponerlo. Pero aún así, es verdad que dedicas unas semanas a leer el libro, a ver películas... No desconectas del todo en ningún momento aunque tampoco te centras del todo. Con este proyecto he estado dos años dándole vueltas y luego ya de sentarme a dibujar y bocetar, he estado cuatro o cinco meses», concluye Gamón antes de confesar que es «muy metódico. Mis dibujos son muy relamidos pero es que todo el proceso anterior también lo ha sido».