Asaltar implica, ya de por sí, pocas normas escritas que seguir. Quizá por eso el Asalto de Alfamén es imprevisible: «Las temáticas son variopintas, algunos artistas se inclinan por aspectos más humanos buscando inspiración en el paso de la localidad y hay otros que se centran en aspectos más globales de la comarca o la provincia como son objetos cotidianos y la cerámica pero que pretenden darle más conexión con Alfamén, su naturaleza... o teniendo en cuenta aspectos tan visibles como que es zona de paso de las grullas». Así explicaba ayer Alfredo Martínez, responsable de Asalto Proyectos Culturales, la filosofía de un festival, Asalto en Alfamén, que concluye mañana y del que ya se pueden ver muchas de las obras. Y es que Susana Blasco, Hugo Casanova, Perrine Honoré, Mohamed L’Ghacham, Francisco Maturana y Joan Tarragó han convivido en Alfamén desde el 26 de abril en la localidad zaragozana mientras realizaban su obra.

«Este proyecto ha significado mucho para nuestro municipio porque lo ha transformado, la cultura ha cambiado la realidad urbanística de Alfamén. Prueba de ello es que es ahora un municipio turístico porque no paran de venir visitantes para ver la transformación que ha vivido la localidad. Donde se interviene está claro que transforma todos los rincones, plazas y muros descuidados que habíamos recibido como legado urbanístico. Gracias a un poco de pintura y a la maestría de los profesionales de arte urbano han convertido los puntos débiles en puntos fuertes. Tenemos un museo vivo al aire libre y además para la ciudadanía, todo aquel que quiere dar un buen paseo, disfrutar del día…está admirando arte que está muy en vanguardia», señaló ayer el alcalde Alejandro Gil.

Algo en lo que también incidió ayer el propio Alfredo Martínez: «Se produce un arraigo o se genera un apego a las intervenciones pero lo más importante se produce por el proceso, por el tiempo en que los habitantes de Alfamén se relacionan con la obra y se generan vínculos: primero por el respeto que tienen los vecinos a los artistas pero luego el caráter de la propia gente de Alfamén les lleva a querere relacionarse de forma espontánea y eso, sin darse cuenta, les está vinculando de forma más emocional con los murales».