La mayor (no por ello la mejor) empresa productora de espectáculos taurinos del mundo, como se define sin rubor Simón Casas, tiene contestación para todo aunque a veces no vaya incluida la respuesta a la pregunta formulada. Para su vuelta a Zaragoza hacen falta algo más que palabras. Aquí se le ha puesto una alfombra de lujo reduciendo canon, quitando festejos (impensable hace dos años) hasta lo mínimo aceptable y todo tipo de facilidades. Es la hora de los hechos.