--Tercera entrega de la trilogía protagonizada por Isidoro Montemayor. Contextualice a este personaje.

--Es un hidalgo que tiene tres trabajos. Se dedica a corregir trabajos de imprenta, a ser el jefe del garito que tenía Francisco Robles, el librero editor de El Quijote, en Madrid y además es lo que hoy podríamos llamar periodista, un tipo que tiene clientes en la corte que le pagan porque les cuente lo que pasa.

--La novela parte de dos bodas, la de Ana de Habsburgo y Luis XIII, por un lado, y la de Isabel de Borbón y el Príncipe de Asturias, por otro. ¿Qué supusieron estas uniones?

--Ambas, aunque se producen en 1615, se negocian tres años antes. Es un momento en el que todas las monarquías de Europa están agotadas. En Inglaterra acaba de morir Isabel I y le ha sucedido Jacobo I, que está deseando firmar la paz con España. En Francia han asesinado a Enrique IV, el ducado de Saboya estaba en un periodo de paz inestable, etc. Llega un momento en el que todos los conflictos necesitan respirar y llega este periodo de paz, conocido como la pax hispanica. Doce años en lo que se firma la paz con muchos países.

--¿En qué consistió el intercambio de las princesas?

--Las bodas son bodas por poderes. Ana de Austria, que ya es reina porque Luis XIII ya es rey de Francia, se casa en Burgos. E Isabel de Borbón se casa con el que va a ser Felipe IV (el aún príncipe de Asturias) en Burdeos. Las dos cortes viajan hasta Hendaya, ciudad en la que Ana de Austria se despide de España y Isabel de Borbón entra en España.

--El reino de los hombres sin amor es la historia de un honrado en un mundo de hienas.

--Él tampoco es honrado, es un superviviente. En este periodo confluyen las mayores cabezas del globo con las mayores cotas de corrupción. Isidoro Montemayor no es un santo, se corrompe igual que todos. En definitiva, toda la sociedad está sumida en una escala de corrupción generalizada.

--¿A qué se debe su interés por el Siglo de Oro español?

--Me parece un mundo tan alucinante que te absorbe. Con Ladrones de tinta empecé de lleno en el Siglo de Oro y tras escribirlo me quedé con ganas de contar otros puntos de vista de ese mismo mundo. Y además me gusta hacerlo utilizando géneros distintos. El reino de los hombres sin amor es una novela de viajes y espías.

--Se habla mucho de la corrupción del Estado en este libro. ¿Podemos establecer una comparativa con la actualidad?

--Los delitos son los mismos y la impunidad, también. Se ha creado una especie de aristocracia de los partidos en la que la impunidad está muy presente. Además, a nivel social, la posibilidad de ser corrompido y dejarte corromper es inmensa.

--Ha afirmado que no se deben utilizar las novelas históricas para aprender Historia. ¿De verdad existe este peligro?

--La sociedad demanda conocimiento y hasta ahora esta necesidad no se cubría, ya está cambiando. La población no accede a los tratados históricos porque son farragosos, aburridos y lentos, mientras que ve las novelas como una vía para aprender Historia. Y es mentira. Las novelas son novelas, no dejan de ser una interpretación libre de un suceso. El que leyendo una novela crea que está aprendiendo Historia está cometiendo un grave error.

--¿Por qué una trilogía sobre Isidoro Montemayor?

--Isidoro Montemayor nació para una única novela (Ladrones de tinta). No tenía idea de hacer nada más con él. Acabé saturado de personajes históricos y me apetecía escribir una novela policiaca y sencilla, sin grandes personajes y con un crimen truculento. Tras buscar y buscar, me dí cuenta de que no había mejor investigador que Montemayor. En ese planteamiento, me decidí por llevar a este personaje a otro lugar completamente diferente pero en el mismo mundo. Son tres visiones distintas de un mundo y las tres se complementan.