Las críticas de los medios de comunicación y la reacción del público de París han vuelto a confirmar que Pedro Almodóvar encandila a Francia. La mala educación puede seguir la estela de las anteriores películas del realizador manchego, cautivador del culto público francés. Francia se ha rendido de nuevo a los pies de un realizador que aborda una negra etapa de la historia de España donde la "espantosa educación católica no tenía nada que envidiar al terror político", según el comentario del diario Libération .

Tras abrir el telón de Cannes, el último filme del director ha entrado con fuerza en Francia donde se han distribuido más de 300 copias. Al mismo tiempo que Almodóvar pisaba, juntos a sus chicos, la alfombra roja, los parisinos compraban sus entradas en las 29 salas que estrenaron la película el miércoles. En total, se vendieron 2.643 billetes. El fenómeno superó a Hable con ella , que rindió a los franceses una vez más ante el estilo mordaz, descarado al tiempo que sensible.

FASCINACION DE LOS MEDIOS

El conservador rotativo Le Figaro le dio una de las tres fotografías de su portada de Cultura, junto con las reservadas al jurado que preside Quentin Tarantino y a los profesionales del cine en plena protesta. El prestigioso Le Monde se deshizo en elogios con La mala educación . Su crítico cinematográfico Thomas Sotinel comentaba que Almodóvar "ha tejido magníficamente tres hilos en un film". "Un laberinto", opinaba Sotinel, "por el cual el director nos lleva de la mano a través de fantasmas, recuerdos, reproches, deseos, e iluminaciones". Para el crítico, este filme "cuenta cosas terribles" como el amor destructor de un cura o el egoísmo. En definitiva, "un amasijo fascinante e indescifrable, que es la memoria de Pedro Almodóvar".

Para Libération , la película tiene "perfume de melancolía, una fragancia de rabia adolescente". La mala educación es para el crítico de Libé , un filme "totalmente incontable, el más íntimo de Almodóvar pero también el más abierto".

La fiesta organizada por Pathé, la distribuidora francesa del filme, fue una de las mejores que se recuerdan en Cannes. En el escenario, Almodóvar presentó, en inglés, a Javier Cámara, que convertido en travesti cantó Quizá, quizá, quizá .