Febrero es un mes de celebración para el Teatro de la Estación, más este año en el que cumplen como espacio 25 años en activo. Ni la pandemia ni las restricciones sanitarias han impedido que, como ya es habitual, sus alumnos suban al escenario para representar sus trabajos. Quince días en los que, desde este viernes hasta el próximo 21 de febrero, 300 alumnos de la Escuela de Teatro llevarán a cabo 16 funciones de comedia, drama, monólogos y otras piezas.

Resulta complicado imaginar, en plena pandemia, y con las medidas sanitarias -distancia social, mascarilla, etc- poder desarrollar actividades que precisamente requieren de todo lo contrario, pero desde el Teatro de la Estación han sabido reinventarse. «Ha sido un cambio de chip, tanto para los profesores como para los alumnos», explica Ana Cozar, profesora y actriz del centro. Para adaptarse a la nueva situación adelantaron las clases de octubre a septiembre, y reencontrarse con el alumnado, con quienes habían mantenido el contacto durante la cuarentena del pasado marzo y los meses posteriores.

Unos 300 alumnos de los seis a los 80 años que han estado trabajando los textos dramáticos desde septiembre con clases orientadas a la situación actual. «Nos ha dado la oportunidad de trabajar otros aspectos que suelen quedar en segundo lugar, como la voz», apuntó Cozar. Con el uso obligatorio de la mascarilla han podido prestarle mayor atención, a mejorar la proyección o a cuidar la dicción. «También la distancia social entre individuos, a la hora de transmitir las emociones. Es un proceso muy interesante», añade la profesora. El número apuntados a este curso viene a demostrar para la escuela la utilidad de su espacio. «Ha habido una gran afluencia. Pese a las restricciones hay una necesidad por parte de la gente de expresarse, algo que el teatro nos da: un sitio donde encontrarnos con el otro y con nosotros mismos».

Sí se han dado algunos cambios por la pandemia, como la reducción del aforo, los ejercicios de interpretación separados, o la elección de monólogos y textos con un reparto reducido que permitiese mantener la distancia social entre los alumnos, aunque esta última decisión no se trata un cambio drástico para la muestra de febrero, pues el programa de años anteriores había tenido un formato similar.

Por parte de la Escuela de Teatro han decidido mantener las mascarillas para todas sus representaciones. «Es verdad que los actores profesionales nos las quitamos en escena, pero porque haces un burbuja y convives un tiempo, pero 20 alumnos que vienen una vez a la semana no nos parecía viable. Es lo que les decimos: si sois capaces de proyectar la voz y de llegar al público con la mascarilla, imaginad lo que haréis cuando os la podáis quitar. También probamos a integrarla como un elemento más del vestuario, o en los grupo infantiles llevarlas del mismo color y hacer de ellas un signo de identidad», comenta Ana Cozar, quien añade: «Es muy gratificante ver la ilusión con la que la gente ha vuelto al teatro. Da más que nunca la sensación de que esto sirve para algo, es para los alumnos un oasis de paz».

Son desde este viernes dieciséis las funciones que podrán verse en el Teatro de la Estación, comedias, dramas, monólogos, textos de Shakespeare y Lorca convivirán hasta el próximo 21 de febrero.