Mientras el gentío ultimaba los detalles para la noche mágica del 5 de enero en los aledaños del Teatro Real, dentro, el tradicional concierto benéfico de Reyes, protagonizado este año por Amaral y la Banda Sinfónica Municipal de Madrid, brindaba un adelantado regalo a los más de 1.700 asistentes que llenaban la sala.

«Buenos días. Se hace un poco raro decir buenos días», bromeó Eva Amaral, vocalista del grupo aragonés, que hizo de maestro de ceremonias en el concierto matutino organizado por el Área de Cultura y Deportes del Ayuntamiento de Madrid, y que ha comenzado con el tema Lo que nos mantiene unidos, un sencillo de su último álbum de estudio, Nocturnal (2015).

Un lleno absoluto en la sala principal del Teatro Real de Madrid, que tiene un aforo de 1.746 localidades, no es algo menor.Muchas familias aprovecharon el todavía parón invernal de las clases para ver a los artistas zaragozanos en este concierto, cuyos fondos se destinarán a la asociación APROMAR, que trabaja para la integración y acogida de la población reclusa.

Una «bonita manera de empezar 2017», reconoció la cantante, ataviada en un vestido de lentejuelas plateado y codo con codo con su compañero, Juan Aguirre, con su sempiterno gorro y guitarra en mano.

Guitarra que compartió protagonismo, para marcar el ritmo de la mañana, con la batuta de Rafael Sanz-Espert, director de la Banda Sinfónica Municipal de Madrid, que vistió las canciones del grupo con un código musical muy diferente al que suele utilizar Amaral, una sensación «que no se puede describir», según comentó la cantante.

CLÁSICOS Y NUEVOS TEMAS

Los ochenta integrantes de la banda acompañaron a los artistas invitados en los temas sacados de los últimos álbumes de la agrupación, como La ciudad maldita, una canción sobre el «triunfo del espíritu humano por encima de la sinrazón», matizó Eva Amaral; Unas veces se gana y otras se pierde y Nocturnal.

Aunque la euforia colectiva llegó con Revolución, un ya clásico del dúo, interpretado tan solo con la armónica de la cantante y la guitarra de Aguirre, tras una apoteósica Hacia lo salvaje con los músicos de Sanz-Espert.

No necesitaron tampoco a la orquesta para Cuando suba la marea, del disco Hacia lo salvaje (2011), un tema que la vocalista interrumpió para presentar a Juan Aguirre en la guitarra, arrancando, una vez más, el aplauso de la entusiasmada platea.

Días de verano consiguió calentar la fría y neblinosa mañana madrileña, en la que el grupo de Zaragoza y la banda municipal compartieron la «pasión por la música y la emoción» en un escenario erigido en 1850.

El final llegaba con otro de sus sencillos más emblemáticos, Cómo hablar, aunque el dúo deleitó a los presentes con otras tres canciones antes de que se bajase el telón, tras una larga ovación a todos los artistas.

El grupo despidió el concierto con Nadie nos recordará, que comenzó con un minuto de silencio organizado por el Ayuntamiento de Madrid en repulsa por la mujer presuntamente asesinada a manos de su pareja el pasado 1 de enero en el distrito de Hortaleza.

MÚSICOS CON FACETA SOLIDARIA

Juan Aguirre y Eva Amaral, que vivieron una mañana «curiosa» y difícil de explicar, acompañados por una serie de instrumentos como oboes, saxofones, trompetas o contrabajos, agradecieron poder formar parte de este evento de carácter benéfico.

Una faceta, la solidaria, que ya es conocida en los dos músicos aragoneses, ya que, además de haber participado en varios espectáculos filantrópicos, ambos donaron los 30.000 euros del II Premio Nacional de Músicas Actuales, que consiguieron en el año 2010, a la Fundación Vicente Ferrer, dedicada a mejorar las condiciones de vida de los intocables de la India.