PORNAI EN EL HOSTAL ROMA

Ricardo Díaz Pellejero

Los dos poemarios que forman este libro de Ricardo Díez Pellejero editado por Los Libros del Gato Negro tienen puntos en común, y aunque su planteamiento y desarrollo son muy distintos, comparten una mirada que va más allá de las palabras.

El primero de los poemarios es Pornai en el Hostal Roma, que podría leerse casi como una novela corta en la que se va desvelando poema a poema el triste destino de Ilinca Popova, una mujer obligada a ejercer la prostitución en un hostal de carretera. El ritmo que impone Ricardo Díez en el transcurso de los poemas es muy interesante: pese a que en ningún momento la voz protagonista consigue escapar de la sordidez a la que está condenada en ese prostíbulo de mala muerte, sí que da la impresión de que consigue zafarse poco a poco de esas paredes, de esas compañías siniestras y esas relaciones obligadas.

Los recuerdos, evocaciones y afirmaciones de sí misma parecen cobrar fuerza, aunque sin poder dejar el lastre de una tristeza amarga. Pero entonces surge el último poema, El avaro, donde un seco cambio de voz devuelve al lector a la realidad terrible y despiadada. Y cuando en él llegan las mujeres frente a ese avaro sin rostro que las despoja de dignidad y hasta de su nombre resuena esa desinencia ai de «pornai», que indica femenino plural: aunque la protagonista es una, es esta una historia de muchas.

El segundo poemario se titula Once poemas para un decálogo. En ellos Ricardo Díez adopta un tono casi como un predicador que trascendiera lo religioso --no son diez mandamientos, sino once-- y que lo mismo que el Zaratustra de Nietzsche anima a quien quiera escucharle a ir más allá del bien y el mal y buscar la voluntad de la plena existencia, con sentencias a la vez tan sencillas y contundentes como esta: «Si no tienes el poder / en tus manos / procura tener el querer / en tu corazón».