Inicialmente reacio a conocer los derroteros que tomaron en la vida los numerosos miembros de su familia, Amin Maalouf (Beirut, 1949) quedó enganchado durante tres años y medio de investigación a sus orígenes que se remontan a las montañas libanesas. El escritor y periodista profundizó en su árbol genealógico, revolvió los documentos familiares y escribió Orígenes (publicado por Alianza Editorial), una mezcla de relato y memorias, con el que intentó conocer su identidad y explicarse su lugar en el mundo. Y, sobre todo, para mantener viva la memoria frente al silencio que guardó su familia. "El olvido es peor que la muerte física", explicó en su visita a Madrid.

Maalouf prefiere hablar de orígenes y no de raíces, porque éstas "se entierran en el suelo, se retuercen entre el barro, prosperan entre las tinieblas", explica en su libro.

IDENTIDAD RELIGIOSA

El autor de León el Africano nació en el seno de una familia árabe católica y conoció de cerca el peso de la identidad religiosa en una zona clave de Oriente Medio. Como corresponsal de guerra viajó por Africa y Asia --fue testigo del conflicto de Vietnam--, pero en 1975 se instaló en Francia poco después de estallar la guerra del Líbano.

En toda su obra, el escritor ha reflejado el debate interno entre quedarse en la tierra que le vio nacer o emigrar en busca de un mundo mejor. En Orígenes , Prix Mediteranée de este año, Maalouf personaliza esta disyuntiva en su abuelo Botros, maestro que se queda en su pueblo de las montañas, y el hermano de éste, Gebrayel, que emigró a Cuba a comienzos del siglo XX.