El prestigioso galardón Arken Prize recayó, en 2014, en el artista danés Jeppe Hein (Copenhague, 1974), autor de la fuente interactiva Appearing Rooms, una de las intervenciones realizadas con motivo de la Exposición Internacional Zaragoza 2008. Entre las razones que esgrimió el jurado del premio, caben señalarse: la habilidad de Hein para crear experiencias artísticas fantásticas e imprevisibles de forma lúdica e inteligente, y la capacidad de su trabajo para activar los sentidos del público a través de la sorpresa y de la interacción, así como las alusiones a conceptos tan fundamentales como la alegría de vivir, la reflexión o el diálogo. No en vano, como el propio Jeppe Hein ha declarado, romper la distancia de la obra de arte con el público es el propósito central de sus proyectos en cuyo diseño establece relaciones entre la escultura, la arquitectura y la tecnología para crear obras experienciales e interactivas que remiten formalmente a soluciones minimalistas y conceptuales de los años setenta del pasado siglo, aunque superadas con dosis de humor, ironía y mucho juego.

El mismo año en que Hein recibió el Arken Prize, el MNCARS presentó la exposición Playground. Reiventar la plaza cuyo objetivo era analizar el potencial socializador, transgresor y político que el juego tiene cuando aparece vinculado al espacio público. La muestra, tal como se presentó, partía de una doble premisa: la tradición popular del carnaval, que evidenciaba la posibilidad de utilizar la lógica lúdica para subvertir, reinventar y trascender, aunque solo fuera temporalmente, el orden establecido; y el imaginario utópico que reivindica la necesidad de tiempo libre y reconoce la existencia del espacio público. La aproximación histórica-artística, desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, tuvo como finalidad redefinir a través de trescientas obras el espacio público explorando la ciudad como un tablero de juego, interrogando la actualidad del carnaval, reivindicando el derecho a la pereza, reinventando la plaza como lugar de revuelta y descubriendo las posibilidades de un nuevo mundo a partir de sus desechos. En definitiva, que sus responsables decidieron que la exposición asumiera el modelo de playground, como una interrogación ideológica de un presente alienado y consumista.

El espacio público es el lugar donde Jeppe Hein elige intervenir. Para subvertir, reinventar y trascender el orden establecido, reivindicar la necesidad de tiempo libre y reconocer el espacio público. Su obra, sin embargo, no figuró en la muestra Playground del Reina Sofía.

Tres modelos

De las intervenciones de Jeppe Hein en el espacio público destacan tres modelos: los Bancos sociales modificados, cuyo diseño introduce el factor sorpresa que invita no solo a establecer sorprendentes relaciones físicas con la obra y el entorno sino con las personas que, inesperadamente, coinciden en una acción que, pese a su simpleza: la de compartir asiento, busca y encuentra el diálogo y el divertimento. Experimentar los mecanismos de percepción es constante en todas sus obras y en especial en los Laberintos de espejos. Según leemos, para la Exposición Internacional de Jardinería de Berlín, que se celebrará el próximo mes de octubre, Hein ha creado Reflecting Gardens, un laberinto realizado con láminas de espejos triangulares distribuidos en un círculo concéntrico que ofrece a quien se adentra en su interior la percepción alterada del espacio con el ánimo de dar a ver la dificultad de comprender el orden natural. Y, por último, sus famosas Fuentes de aguas programables, esculturas líquidas como la que realizó en el recinto de la Expo 2008. Puro divertimento.

Un complejo sistema informático, que incluye aparatos de medición del viento para impedir que las paredes virtuales de agua desaparezcan, controla el mecanismo de la fuente Appering Rooms, laberinto cuadrado de acero inoxidable y una superficie de 100 metros cuadrados compartimentado en cuatro habitaciones virtuales por medio de ocho muros de agua que suben, hasta 2,50 m de altura, y bajan, hasta ras del suelo, de modo gradual y aleatorio cada 10 segundos. Como ha señalado Hein, sus obras no están realizadas para ser contempladas sino para que el público interactúe con ellas hasta, incluso, ser responsable en algunas de sus configuraciones formales. En Appering Rooms el mecanismo no espera a ser activado por el público sino que es el movimiento continuo de los chorros de agua que surgen de los 570 sistemas de chorro simples insertos en los ramales de aspersores de 42 metros de longitud, los que le animan a introducirse y atreverse a jugar.