Hay finales que dan sentido a todo lo que hemos visto durante una película y que alcanzan un sentido mítico y épico. Es lo que ocurre con la escena con la que culmina este wéstern de trasfondo bíblico en torno al enfrentamiento fraternal entre Caín y Abel. Los personajes de Jennifer Jones y Gregory Peck bajo un sol implacable terminarán disparándose consumidos por una pasión enfermiza y uniéndose para siempre en el abrazo más ardiente, arrebatado y sudoroso de la historia del cine.