El consejero de Cultura, Felipe Faci, acompañado de Víctor Lucea, director general de Cultura, entregó este viernes los premios que el Gobierno de Aragón otorga en el ámbito de la cultura, la creación literaria y las lenguas de Aragón. El espacio para celebrar la entrega de los galardones, cinco en total, fue el Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos Pablo Serrano, con un recorrido por varias de sus salas donde los ganadores pudieron dar a conocer en mayor profundidad su trabajo al mismo tiempo que recibían el reconocimiento.

Para César Ibáñez París fue el premio Miguel Labordeta de poesía por su obra Conjugar. Víctor Lucea quiso destacar al autor como alguien «con una trayectoria coherente y vocacional», así como al trabajo por el que fue galardonado, que tiene «un estilo determinante, cuyos versos son conscientes de su capacidad». Sobre Conjugar, Ibáñez comentó que «salió un poco a borbotones, como una especie de inundación», y que el conjunto de sus poemas surgen «de una mezcla de recuerdos e indignación».

El Premio a a la Trayectoria profesional en el sector del libro de Aragón fue para la librería Castillón de Barbastro. Abierta en el 1927, la librería recibió el galardón en las manos de Víctor Castillón, quien quiso agradecer al jurado así como a todas las partes implicadas y «a los clientes y amigos, el ingrediente fundamental», apuntó Castillón, quien siempre ha visto el comercio como «un lugar abierto y plural». El jurado destacó a la librería por «su acreditado recorrido, casi centenario, en la difusión del libro en el medio rural y fuera de las capitales aragonesas. Además, por destacar a lo largo de cuatro generaciones como vertebrador cultural, realizando una labor de cercanía con los lectores y con las instituciones locales barbastrenses y territorios aledaños del Altoaragón». Castillón aprovecho la entrega, además, para pedir mayor cuidado al pequeño comercio.

Jose Ignacio López Susín, director general de Política lingüistica hizo, por su parte, la entrega del premio Arnal Cavero, a Miguel Martínez Tomey por su obra Quia nullum violentum perpetuum, una traducción de los Quintii Horatii Flacci Emblemata, a partir de la edición realizada en Amberes en el 1612. El jurado reconoció la obra de Tomey por «por su rigor en la cuidadosa traducción que lleva a cabo, lo que contribuye a la dignificación y enriquecimiento de la lengua aragonesa al verter a ella textos clásicos de un alto valor literario y artístico».

El Premio Guillem Nicolau recayó en Merxe Llop Alfonso por su obra Silverti. El galardón reconoce una obra de creación literaria en catalán. En este caso, Silverti se llevó el premio por «la creación de una trama sólida y coherente, actual y al mismo tiempo ligada al territorio, y que hace evolucionar al lector al ritmo de las estaciones del tren en el que viajan los protagonistas, reconstruyendo su historia en el caliu del dolor familiar que los une de manera afectiva y efectiva».

Por último, por su formato innovador, haciendo uso de las nuevas tecnologías y el fomento del bilingüismo, el libro The scarecrow- El espantapájaros, de la editorial Libros de ida y vuelta recibió el Premio al Libro mejor editado en Aragón. Escrito por Justin Horton e ilustrado por Javier Hernández, The scarecrow es un cuento infantil que con fines didácticos trasmite en sus páginas valores como la amistad y la potenciación de la creatividad. El libro cuenta con una encuadernación artesanal, de dos lomos con el que leer la historia en español e inglés.

El acto finalizó en la exposición permanente de Pablo Serrano en la que Felipe Faci reiteró el apoyo del Gobierno de Aragón a la creación literaria y a la difusión de las lenguas de la comunidad, así como el agradecimiento y felicitadación para los premiados, quienes con sus obras perpetúan, dijo, el talento aragonés.