La población de la Ribagorza y los turistas de esta zona podrán conocer de primera mano hoy los trabajos arqueológicos que se están desarrollando en uno de los asentamientos habitado por neandertales más antiguo de la Península Ibérica. Se trata del yacimiento musteriense Roca de San Miguel, de Arén, que albergó campamentos de estos primitivos pobladores de lo que hoy es el Alto Aragón entre hace unos 115.000 y unos 140.000 años. Los arqueólogos de la Universidad de Zaragoza Lourdes Montes y Rafael Domingo dirigen las excavaciones en este enclave que podrá visitarse de 9 a 13 horas y de 16 a 20 horas.

La que es ya la cuarta campaña en este yacimiento -uno de los pocos ubicados al aire libre y con una buena conservación de su secuencia estratigráfica- se está desarrollando desde el pasado día 10 hasta el próximo sábado con la participación de investigadores, titulados y estudiantes de los campus de Huesca y Zaragoza de la universidad pública aragonesa, y de la Universidad Estatal de Novosibirsk (Rusia). También colaboran con estos trabajos, que cuentan con financiación de la Diputación Provincial de Huesca y del Ministerio de Ciencia e Innovación, especialistas de las universidades de Colonia (Alemania) y Tucumán (Argentina).

Herramientas de sílex -procedente del afloramiento de este material en Sopeira- o de cantos rodados del Noguera Ribagorzana de caliza o basalto, huesos de caballos, ciervos, cabras y grandes bóvidos -uros o bisontes- han sido localizados, entre otros elementos que permiten reconstruir parcelas de la vida de sus habitantes, en las campañas anteriores, desarrolladas en 2014, 2016 y 2017.

PUNTO DE ACECHO PARA LA FAUNA

«En ese lugar se realizaron actividades cotidianas, como fabricación de herramientas, procesado de la caza o gestión de las pieles, en torno a potentes hogueras que se encendían sistemáticamente en el mismo lugar», explica Rafael Domingo. Los neandertales pudieron aprovechar ese cerro como punto de acecho para la fauna que recorría el valle, explica, «dado que en ese lugar el río discurre por un estrechamiento, entre las peñas de San Miguel y Orrit», en un lugar situado, además, junto a la desembocadura de los barrancos de Sobrecastell y Orrit «que aseguraban el tránsito hacia otros cursos fluviales».

Su ocupación se ha fechado mediante luminiscencia estimulada ópticamente (OSL) hace unos 140.000 años -un periodo frío y seco, precisa Domingo, en el que este territorio tendría un carácter «estepario»- y hace unos 115.000 años -en una etapa templada, similar a la actual, o incluso con temperaturas más altas, en el que vivirían en un entorno boscoso-.

En la campaña actual se van a desarrollar nuevas dataciones con la misma técnica, no descartándose, señala el codirector de la excavación, que pueda ampliarse el periodo de ocupación humana de este enclave.

Roca San Miguel forma parte de un conjunto de una docena de yacimientos localizados entre las cuencas de los ríos Cinca y Segre, datados en fechas relativamente próximas, en el entorno de hace 100.000 años, que permiten documentar bien la presencia y la actividad humana en este territorio. La cueva de Gabasa, también en la Ribagorza, o la de la Fuente del Trucho, en Colungo, en la zona de la sierra de Guara, son algunos de los enclaves que lo integran. Roca San Miguel es, por tratarse de un campamento al aire libre y por su excepcional conservación, «uno de los más notables del complejo musteriense del noreste ibérico», precisa el arqueólogo oscense.

Este yacimiento fue descubierto en 2013 por el geólogo Lluis Ardèvol. Tras una breve intervención en otoño de ese año para testear su potencial arqueológico y grado de conservación, el grupo de investigación Primeros Pobladores del Valle del Ebro de la Universidad de Zaragoza realizó unas primeras campañas de excavación de tres semanas en 2014 y 2016 -que fueron sufragadas por el Ayuntamiento de Arén-, y otra en 2017.

El equipo científico de la campaña actual está integrado, junto a los arqueólogos directores de los trabajos, Lourdes Montes y Rafael Domingo, por los investigadores José Luis Peña, María Marta Sampietro y Virginia Rubio, que se ocupan del estudio geomorfológico; por José Antonio Cuchí, responsable de los estudios de petrología y por Alicia Medialdea, que desarrolla las dataciones OSL.