Había treinta y cuatro autobuses urbanos anclados en Independencia como los barcos en la bahía de Santander. Y en la mañana de domingo la gente preguntaba si era una señal de huelga o acaso se estrenaba una flotilla de TUZSA y esperaba allí la bendición al sol. Pero aquellos buses silenciosos portaban obras de arte en el costado. Mensajes gráficos agudos y virulentos clavados como banderillas taurinas. Forman parte de la muestra En la frontera , el arte desubicado, en el que participan 200 artistas por toda la ciudad.

Alguien portaba ayer por el paseo la escafandra negra, el elefante cubista de Isidro Ferrer, con los ojos volcados. Era la única señal de que aquello era una exposición. Línea 52. Arte en los buses . Hasta el día 30 circularán por la ciudad con esas obras.

Perra zalamera busca amante moribundo es el lema de un cuadro de Miriam Reyes en el que un chucho sin dueño, enredado en un complejo sistema venoso, se las ve con un carnuzo. El bus es un elemento urbano reconocible y tranquilizador. Grandullón y popular, iguala a los barrios con el centro y parece como si llevara las ruedas blandas. Ayer, el vacío interior obligaba a mirar afuera, al gran soporte rojo para unas pinturas inquietantes.

Paco García Barcos es el artista delegado de la actual exposición en el Anatómico Forense, en la que el local crea los escalofríos necesarios para que la gente contemple, transida, unas obras minimales y poéticas. Ayer García Barcos exponía en dos buses sucesivos unas estampas combinatorias de lo infantil y lo tétrico: Imágenes de cómic y estampados ingenuos que se enredaban con láminas de costillares, ojos ciclópeos y corazones negros. Alegres colores danzando con la grisalla cadavérica.

Pedro Perún autor de la instalación Poemas de la microsfera que se expone en el parque Pignatelli, celebraba ayer, rodeado de artistas ante los buses, que "es de las primeras veces que hay una intromisión en la gente" por parte de las obras de arte. Expresaba así la idea de la teniente de alcalde de Cultura, Rosa Borraz, de "sacar el arte de sus espacios habituales y llevarlo a la calle para que la gente se lo encuentre".

Rosa Borraz y una decena de artistas formaban ayer una comitiva cargada de cámaras fotográficas, de observaciones conceptuales y de ocurrencias. "Somos el arte sensual" dijo uno. Y allí estaban Luis Díez con su obra Claman las víctimas : Alineamiento de cadáveres de la guerra erguidos que entonan el himno y Bush al frente, fundido en la bandera norteamericana, la mano al pecho, la mirada en el imperio y la dignidad por el suelo.

El mismo Luis Díaz creó con Ernesto Frías una imagen oceánica de pececillos en avance, entre atrevidos y asustados, como van los peces, pero que a la sombra de la obra anterior alcanzaban una dimensión dramática. Oscar Sanmartín engancha el ondulante signo de la Cocacola para rubricar a un cerdo armado con una cresta dorsal y un gran molusco en la cabeza. El cuadro se llama Pravda . Miguel Angel Ortiz ofrece súbitas apariciones angélicas en forma de puñetazo. Rubén Cárdenas se ofrece en www.kakagoza.tk para quien no haya visto los autobuses y Agurtxane Concellón deja entrever la imagen amniótica de un ser humano visto por el ojo de la cerradura. Fue una gozada.