Seguro que lo ha contado cientos de veces pero a Daniel Zapico se le nota la pasión cuando lo vuelve a explicar: «Yo tocaba la guitarra clásica porque la música antigua aún no estaba en los estudios pero al tocar repertorio del barroco, descubrí la tiorba y desde el primer momento que la toqué me enganchó por el tipo de sonido, su redondez y calidez y a eso se le suma el tipo de repertorio que se toca habitualmente que me parece muy atractivo". Y, desde entonces, Daniel Zapico, músico asturiano pero que lleva más de una década en Zaragoza, no ha dejado de crecer con la tiorba a su lado. Tanto que ahora acaba de publicar su primer disco en solitario, Au monde, en un trabajo artesanal para el que ha apostado por crear junto al artista francés Nino Laisné su propio sello, Alborada.

El resultado es un disco cuidado hasta el más mínimo detalle, con un empaquetado sorprendente, en el que, además, Zapico, reivindica una práctica casi olvidada hoy en día, la transcripción: «Era una tarea muy habitual en la época. Todos los compositores hacían transcripciones de sus propias piezas y de las de otros. Era una manera de reproducir la música en el momento, si querías volver a escuchar, por ejemplo, un aria de una ópera concreta, no te quedaba más remedio que tocarla con tu instrumento. Era la manera de difundir la música. Y esta práctica está más abandonada, ese trabajo de profundizar y de hacer transcripciones y adaptaciones de otras piezas está olvidado. Especialmente en la tiorba que es un instrumento con un repertorio relativamente escaso comparado con otros instrumentos, es una vía excelente para ampliar repertorio».

Y a partir de ese camino, que lleva practicando durante años Daniel Zapico ha armado el repertorio de este Au monde, compuesto de 15 piezas. «El origen del disco es el Manuscrito de Vaudry Manuscrito de Vaudryde Saizenay que está en la Biblioteca Municipal de Besançon (Francia). Es el más importante en tiorba para música barroca francesa y desde este manuscrito salen todos los compositores del disco ya que están entrelazados entre sí. Por ejemplo, el manuscrito tiene toda la música de Robert de Visée y este, a su vez, hace transcripciones de François Couperin y Jean-Baptiste Lully con lo que eso nos abre la puerta a hacer más transcripciones… Todos los compositores están relacionados», cuenta Daniel Zapico, que tiene claro que si él sigue haciendo transcripciones es porque le apasiona: «Es una cuestión de gusto personal. Hay piezas de viola de gamba que he revisado porque me encanta poder tocarlo con la tiorba. Es una manera de leer un texto, con tus instrumentos interiorizas la música y haces tu versión para disfrutarla y hacer disfrutar aún más a otras personas lo que te permite también ofrecer otra imagen del instrumento más fresca y nueva», dice con pasión.

El resultado de este Au monde con el que se estrena el sello Alborada, es realmente espectacular: «Pusimos mucha atención en la toma de sonido. Nos fuimos a un estudio de París que cuenta con unos medios tecnológicos impresionantes y grabamos con la mejor ingeniera de sonido especialista de cuerda pulsada. Probamos mucho hasta encontrar el sonido que reflejara el sonido real de la tiorba, que fuera muy cercano pero nítido y limpio y que, al mismo tiempo, se pudiera ver la sensualidad del propio músico cuando toca», explica Daniel Zapico, al que la pregunta sobre cómo es convivir con un instrumento tan grande es obligada: «Hasta ahora llevaba la tiorba en un estuche del mismo tamaño y siempre se bromeaba con la idea de hacer las tiorbas plegables y... ¡ya existe! Ya me sabía todos los trucos pero no era sencillo moverlo, era una penitencia. Ahora ya hacen tiorbas plegables en las que el segundo clavijero está cortado y lleva una bisagra. Lo puedes doblar con un sistema con el que las cuerdas no pierden la tensión por lo que el instrumento ni se desafina ni sufre. Ocupa como un chelo».