"Calidad y profesionalidad". Estas dos características ponen en valor la Feria de Artesanía Aragonesa, según Alberto Carasol, presidente de la Asociación de Artesanos de Aragón. La feria, que comenzó el pasado 29 de noviembre y ayer cerró sus puertas, ha citado en la sala Multiusos a 102 expositores aragoneses, nacionales e internacionales, donde los visitantes pudieron encontrar bisutería, figuras realizadas con cartón-piedra, cerámica, cuchillería, cuero, joyería y orfebrería.

Los artesanos participantes en esta trigésimo primera edición "han ganado alrededor de un 10% más respecto a las dos ediciones anteriores", expresó Carasol. Además, estos tres días del puente de la Constitución, la feria "no ha bajado de los 6.000 visitantes diarios", según la misma fuente, y el primer fin de semana de la feria también "fue muy bueno". Tanto la artesana Rosa Higuero; Pilar García, de Arteycuero; María Peña, de Ecoarok; como José Morla, de Babia-Bronce coincidieron en que "entre semana ha sido tranquilo" pero reconocieron que los fines de semana la gente "se ha animado para llevarse sus compras de Navidad". Y es que tras años exponiendo sus productos en ferias han conseguido "una clientela fiel". Ese hecho, según expresó Carasol, demuestra que "al público zaragozano y aragonés le sigue encantando la feria", aunque también tuvo en cuenta que la ausencia de nieve en las pistas aragonesas pudo influir en el aumento de visitantes a la feria.

CARA Y CRUZ

En las ventas, según calculó el presidente de los artesanos aragoneses, "se nota un poquito la crisis: a un 50% de los artesanos les ha bajado un poco y el otro 50% ha igualado o mejorado".

La sala Multiusos de Zaragoza se inauguró, hace 31 años, con un feria artesana. En esas primeras ediciones, cuando, según Alberto Carasol, "no había absolutamente nada en la ciudad, la feria recibía más de 60.000 visitantes". El presidente indicó que esa cantidad de gente "tampoco era positiva" y que el volumen de público de esta edición ha sido "muy bueno".

LOS ENEMIGOS

En la actualidad esta feria veterana se ve atacada por frentes como "la seudoartesanía que se vende en la calle y las grandes superficies que abren los días festivos". Ante ello luchan, según la artesana María Peña, mostrando al público que "todos son artesanos de verdad". Las intenciones de las personas que asistieron el último día eran diversas. Algunos habían ido "a dar una vuelta", otros "a comprar los regalos de Navidad" y otros por "simple tradición".

Paralelamente a la venta de los productos artesanos, se han realizado talleres "que funcionan siempre muy bien porque la mayoría son participativos"; se ha incorporado el Concurso de Artesanía de Aragón y en esta edición --en las seis anteriores se realizaba en el Centro de Artesanía de Aragón-- se ha añadido el proyecto denominado Diseño a bocados, que se celebró el pasado 1 de diciembre. En la actividad, en la que los restaurantes zaragozanos expusieron 1.000 tapas, pasaron "más de 500 personas en los escasos 45 minutos que duró", reconoció Carasol.

El presupuesto para la organización de la feria supera los 50.000 euros y el objetivo para siguientes ediciones es "seguir incorporando más actividades".