En un hospital de Pamplona, víctima de una enfermedad de la que se sintió aquejada hace solo dos meses, falleció en la madrugada de ayer la profesora y artista Katia Acín (Huesca, 1923), cuyos grabados y esculturas se exponen estos días en la sala La Carbonería de su ciudad natal. Katia Acín era la mayor de las dos hijas del artista, militante libertario y pedagogo Ramón Acín y de Concha Monrás, pianista, asesinados a comienzos de agosto de 1936 por los insurrectos.

Katia Acín estuvo representada por tres de sus hijos en el homenaje popular que se rindió a sus padres el pasado domingo (aniversario del fusilamiento de Fermín Galán) en la casa de la calle Las Cortes número 3 de Huesca. En ella vivió la infancia con su hermana Sol, dos años menor que ella y ya fallecida, y de ella fueron sacados sus padres el 6 de agosto de 1936 para ser fusilados.

Katia Acín iba a cumplir entonces los 13 años y con Sol, de 11, fueron llevadas a Jaca con sus primas y se quedaron a vivir con su tío Santos Acín y su esposa Rosa Solano, que eran conservadores. Como explicarían, tras mucho tiempo de obligado silencio, ambas hermanas tenían inculcados el amor por la libertad y el ansia de conocimiento de sus padres, que mantuvieron siempre. Las dos estudiaron en la Universidad de Zaragoza, donde Katia se licenció en Historia Medieval en 1944. Se casó con el abogado Federico García Bragado y tuvieron cinco hijos.

En los años 60, Katia logró una plaza como profesora en el instituto de Binéfar, en el que llegaría a ser directora. En 1988, ya jubilada, se matriculó en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona, residió en un colegio mayor, fue delegada de curso y obtuvo la licenciatura en 1993. Se especializó en grabado, que continuó perfeccionando en la Escuela de Arte de Tarragona (entonces vivía en Altafuya, frente al mar) , y durante su asistencia como becaria en los talleres de la Fundación Pilar i Joan Miró.

CON SU PADRE

Katia Acín reunió su obra con la de su padre en una exposición que tuvo lugar en la UNED de Barbastro en octubre del 2001. Continuadora de la herencia plástica de Ramón Acín, la obra de su hija no cae en tentaciones formalistas, decidida como está a dirigir su atención al contenido sensible de las imágenes grabadas, de trazo simple, esencial y decidido , escribió entonces la crítica de arte de EL PERIODICO, Chus Tudelilla, quien ayer evocó a las dos hermanas: "En ellas veías a sus padres".

Chus Tudelilla destacó de ellas "la mirada limpia, honrada, el aire de familia reivindicativo, de un ansia de conocimiento que sólo las grandes personas tienen", y agregó que en las fotos de Acín "hay muchas que están con sus hijas, con Lorca, con Condoy..." para concluir que "no las dejaban fuera, siempre estaban con ellos".

La periodista María José Cabrera, destacó de Katia que "había crecido en una familia impregnada de amor y después de la tragedia fue incapaz de guardar rencor". Hace dos meses se sintió mal. Le dolía la espalda. Inmediatamente diagnosticaron cáncer, pero ella no lo supo. Su exposición estaba en Huesca: Y la crítica (Chus Tudelilla, 4 de diciembre del 2004) señalaba: ...Katia Acín ofrece protección (a esos seres sufrientes) cuando con sus manos graba y modela en arcilla la herida, más que con la intención de denunciarla, para testimoniarla y mostrarla a la sensibilidad de quienes permanecen ajenos totalmente al dolor de los demás . La comisaria de la exposición, María Jesús Buil, dijo ayer que Katia Acín era "una magnífica artista y una extraordinaria persona". El funeral se celebrará hoy (18.00 horas) en la parroquia oscense de Santiago Apostol.