A los artistas no les gusta hablar de su trabajo, y mucho menos explicarlo. Pero esto es lo que hicieron ayer Mapi Rivera, Yolanda Tabanera y Esther Pizarro, obligadas por Ibercaja. Las artistas se "desnudaron" para hablar del proceso creativo de sus obras, tres piezas contemporáneas que forman parte de la muestra El eterno femenino. Retratos entre dos siglos, que puede verse en el Patio de la Infanta de Ibercaja; y en el que se analiza cómo ha evolucionado la sociedad a través de la figura femenina. Ya ha recibido más de 15.000 visitas y permanecerá abierta hasta el 16 de marzo.

Las tres artistas tienen en común la necesidad "de comunicar algo que sobrepasa"; cada obra es como un "viaje, todo el mundo viaja, pero el artista, lo cuenta".

Mapi Rivera presenta la fotografía Mares sin orillas. La oscense tiene como fuente de inspiración la poesía mística; y esta serie se desarrolló en una residencia de artistas en Marruecos cuando leía a Ibn Arabi. Cada amanecer y cada anochecer bajaba a la orilla del mar a hacer fotos; esa frontera entre el día y la noche y entre el agua y el mar es lo que refleja en su obra, en la que aparece desnuda --"siempre trabajo con la desnudez del cuerpo"--, solo tapada por unos velos transparentes.

La madrileña Yolanda Tabanera --expone Peso precioso-- también busca la espiritualidad, pero sobre todo en el interior, "vinculándola además con la materia". Con esta cabeza que muestra dos gigantescos collares de vidrio, la artista, busca, como con todas las obras "vibrar de una manera absoluta". Se define como una artista de proceso, de las que "escucha el material" para llegar a un objetivo que no está predeterminado.

Esther Pizarro, con Doble identidad, juega con las relaciones personales. En sus piezas aparecen tejidas dos siluetas, en las que marca los puntos de energía para luego unirlos unos con otros que hacen surgir esos "lazos no físicos sino energéticos" que surgen entre dos personas.