El futuro de la SGAE está en manos de los socios. Esto en sí ya es una noticia, pues no suele pasar muy a menudo. De hecho, solo ocurre dos veces al año, en las asambleas semestrales. Y el lunes se celebra la primera del 2019. En ella, los autores deberán aprobar o no la modificación de los estatutos y las cuentas del último ejercicio. Parece un trámite sencillo, pero de un tiempo a esta parte, estas asambleas se han convertido en un mecanismo para validar o rechazar la gestión de los presidentes y sus juntas directivas. Las dos últimas precipitaron, directa o indirectamente, la caída de los dos últimos: José Miguel Fernández Sastrón, en junio del 2018, y José Ángel Hevia, en diciembre del 2018.

Esta vez es Pilar Jurado quien se somete a examen y la presidenta es tan consciente de ello que lleva dos semanas de campaña: ofreciendo entrevistas a medios y organizando encuentros-merendolas con los socios por la geografía española para ganarse su voto. Los primeros resultados son positivos: 3.272 votos a favor y solo 458 en contra. En la última asamblea territorial, con Hevia de presidente, las cifras fueron más ajustadas y en algunas localidades ganó el no. Superan con creces el 66% necesario para aprobar los estatutos. Pero el grueso de socios votará el lunes. Ese 87% de 'síes' es poco significativo.

Aprobar los estatutos es crucial para el futuro de la SGAE. Solo así podría empezar a negociarse el regreso a la CISAC, la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Creadores de la que fue expulsada en mayo, y, tal vez, suavizar las relaciones con el Ministerio de Cultura, que sigue decidido a meter mano en la Sociedad General de Autores y Editores y ya ha presentado recurso a la decisión de la Audiencia Nacional de rechazar su petición de intervención temporal. Y esos dos tercios de votos positivos se presentan como una cima difícil de coronar.

ENEMIGOS DE ÚLTIMA HORA

Esto es la SGAE. Y ahí dentro, el que ayer era enemigo puede convertirse en tu salvador y aquel que te apoyaba puede transformarse de repente en tu más ferviente enemigo. Hoy el colegio de Pequeño Derecho, el que representa a los músicos, está más dividido que nunca. El vicepresidente Teo Cardalda envió esta semana una carta a los socios pidiendo el 'sí' a los nuevos estatutos; una carta que, según su autor, ha activado a muchos autores hasta ahora pasivos. También movilizó a su compañera de junta Inma Serrano. La cantautora lo acusó de haberla enviado sin consultar a los directivos. De hecho, la mayoría de junteros del colegio de Pequeño Derecho rechaza estos estatutos. De la noche a la mañana, los directivos alineados con las editoriales televisivas van a votar no, igual que sus enemigos irreconciliables: los autores alineados con las editoriales multinacionales. Todos contra Jurado.

En la raíz del conflicto está el reparto semestral de ingresos que se realizó la semana pasada. La aplicación de un límite del 20% a la recaudación de las madrugadas televisivas ha mermado los ingresos de muchos directivos. Se les ha acabado el chollo. Es lo que marca la ley, pero esperaban que Jurado se la saltase. Al fin y al cabo, ellos la pusieron de presidenta. Y no se lo van a perdonar. Sin embargo, los colegios de Gran Derecho y Audiovisual, que semanas atrás declararon la guerra a Jurado, han conseguido que elimine de los nuevos estatutos aquella propuesta de dar más votos a los socios con más ingresos. Y, una vez resuelto ese escollo, ahora votarán 'sí' a los estatutos.

UN MILLÓN QUE BAILA

El reparto de los ingresos es otro punto a votar en la asamblea y también es motivo de polémica. Las editoriales multinacionales acusan a la SGAE de no haber respetado el tope del 20%, hecho que la presidenta desmintió mediante un encendido comunicado. Según fuentes de la entidad, el tope del 20% se ha respetado en las músicas emitidas durante el 2018. En las músicas emitidas en el primer semestre del 2017, se ha marcado el tope del 15% que en su día dictaminó un laudo de la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual). En el resto de recaudación, procedente de pagos retrasados del segundo semestre del 2017 y del 2016 y el 2015, se han repartido sin límite. Esta cifra supone poco más de un millón de euros de los más de 42 millones que se han repartido.

Obtener dos tercios de los votos positivos no es fácil y hay que buscarlos donde sea

Cabe señalar que todas estas normas las ha supervisado una Comisión de Reparto formada por nueve directivos, tres de los cuales están señalados por la comisión deontológica por posible conflicto de intereses, pues reciben un importante porcentaje de sus ingresos de las madrugadas televisivas. No es la única anomalía que se ha producido estos días. El expresidente José Miguel Fernández Sastrón ha denunciado una campaña de llamadas telefónicas a socios para pedir el voto positivo comandada desde la misma entidad. Obtener dos tercios de votos positivos no es fácil y hay que buscarlos donde sea. Los riesgos de otra derrota electoral podrían ser letales para Jurado. Aunque, en realidad, el futuro de la SGAE se podría estar decidiendo fuera de la asamblea.