Un aficionado empuja a un favorito, otro hace caer a uno de los ciclistas que van en cabeza, un gregario demuestra que está más fuerte que su jefe de filas, se enfunda el maillot amarillo y nadie sabe cuál de los dos conquistará el trono en París. Todo ello se vive estos días en el Tour de Francia, pero sorprendente y visionariamente ya ha ocurrido antes en las páginas de Muerte contrarreloj (Destino), contundente novela negra capaz de transmitir la épica y el sufrimiento del ciclismo en una trama de misterio en la que se suceden los obstáculos: una intoxicación, un sabotaje, una explosión, un aparente suicidio...

«La muerte siempre está presente en carrera -se plantea su autor, el mexicano Jorge Zepeda Patterson (1952)-. Se juegan la vida. Los vi bajando a 90 kilómetros por hora, indefensos, solo con un ligero casco, en carreteras de montaña llenas de gravilla, donde la distancia entre ellos y el abismo es cero, donde una curva mal tomada significa una tremenda caída, todo para ahorrar unos segundos en una carrera de muchos kilómetros. Si están dispuestos a morir para ganar esos segundos, ¿cómo no van a poder estar dispuestos a matar por ello?».

Zepeda, que ha aparcado el thriller político que hizo brillar en Los corruptores y Milena o el fémur más bello del mundo (Premio Planeta 2014), ha armado un desafío mental al más puro estilo clásico de caso de habitación cerrada. «Me encantó Asesinato en el Orient Express, de Agatha Christie, con una comunidad cerrada que se desplaza en tren, cuyos miembros saben que uno es un asesino, que no dejan de pensar en quién es y en que cualquiera puede ser la siguiente víctima. Es un enigma, un rompecabezas. Hay que encontrar al asesino antes de que el pelotón llegue a París».

El autor, que solo conocía el ciclismo como aficionado, decidió en el 2017 acreditarse como periodista en la Volta a Catalunya y seguir luego el Tour, de la mano de reporteros de las rondas como el de EL PERIÓDICO, Sergi López-Egea, que le abrieron la puerta a confidencias de ciclistas, masajistas, mecánicos, médicos, jefes de equipo y cronistas. «Casi me adoptaron y me dieron consejos de cómo deshacerse de un rival, cómo boicotear una bicicleta...».

Entre la lealtad y la traición

Metido como observador en ese serpenteante cosmos, Zepeda sintió «las pasiones al límite de esos seres que se lo juegan todo», escuchó «las acaloradas discusiones sobre estrategias o abusos de otros equipos mientras cenaban» y entendió que «ese contexto de competición podía albergar todas esas pasiones humanas, ambición, celos, venganza, amor distorsionado... de las que se alimenta la novela criminal».

«La investigación no hizo sino confirmarme que, con dopajes o no, los corredores son un grupo de gladiadores que me inspiran una enorme devoción. En ningún otro deporte existen esas dosis de entrega, sacrificio y autoflagelo». Y ahí está su protagonista, Marc Moreau, de origen humilde y criado sin amor, gregario estrella del equipo Fonar, que nunca ha ganado una etapa pero que con su trabajo ha hecho que su jefe de filas, amigo y casi hermano, nacido entre los algodones de una rica familia, gane cuatro Tour y pueda igualar con un quinto a Anquetil, Merckx, Hinault e Induráin. «El gran tema es la amistad. Uno logra contratos millonarios y el otro le ayuda a triunfar, hasta que Marc se da cuenta de que le basta un empujón para ser campeón del Tour y se encuentra en la encrucijada entre la lealtad y la traición y la insubordinación».

A esos «héroes anónimos, cuya tarea es no ganar», que son los gregarios, intenta Zepeda entenderlos. «Son un enigma para la psicología. ¿De dónde saca tanta energía y dosis de sacrificio alguien destinado a perder y a sacrificarse por otros? Mortifican el cuerpo con miles de horas de ejercicio, dietas y madrugones durante 11 meses para ser la alfombra que lleva a otro a la meta. ¿Cómo pueden ser felices así? De los 200 corredores del pelotón, 180 saben que son y serán gregarios toda la vida».

Muerte contrarreloj, donde el lector entra en la carrera hasta el punto de no saber qué quiere saber antes, si quién gana el Tour o quién es el malo, significa un «paréntesis y un oasis» antes de volver al thriller político. «Quiero ver hacia dónde ir con todo lo de Trump, el brexit, el populismo y la ultraderecha que vive el mundo». Y el «tsunami» del triunfo de la izquierda en las elecciones en México, su país, donde «la gente ha abierto la puerta a un cambio tras la corrupción, inseguridad y enorme desconfianza en la tan irresponsable clase política». «Hemos inaugurado algo que no sabemos qué es. La situación era insostenible».