El iraní Asghar Farhadi es uno de los cineastas más respetados a nivel internacional. Ha ganado dos Oscar a la mejor película de habla no inglesa (en 2012 por ‘Nader y Simin, una separación’ y en 2017 por ‘El viajante’) y sus películas se caracterizan por plantear toda una serie de conflictos morales en torno a la naturaleza humana. Quería rodar en España desde hacía muchos años, desde que viajó a nuestro país con su familia y su hija pequeña se obsesionó con las fotos de un niño desaparecido que tenía su misma edad. A partir de ese momento comenzó a imaginar una historia detrás de ese secuestro, se documentó, se trasladó durante un tiempo a un pueblo castellano para empaparse de nuestra idiosincrasia y reclutó a uno de los repartos hispanos más espectaculares del cine reciente (capitaneado por Penélope Cruz y Javier Bardem) para que lo protagonizara. El resultado es ‘Todos lo saben’, una película que utiliza elementos de 'thriller' y drama para hablar sobre el pasado, la culpa, la mentira y las decisiones que marcan una vida.

Cuando lo entrevisté por su anterior película, ‘El viajante’, comentó que la cultura iraní era muy similar a la española. ¿Sigue pensando lo mismo después de haber rodado en España?

Sí, todavía más. No solo culturalmente, sino por el modo en el que manejamos las emociones. Evidentemente no me refería a la situación política, los dos países se encuentran muy alejados el uno del otro en ese sentido, pero si nos fijamos en las raíces, son bastante similares.

¿Quizás por esa razón ha preferido rodar en un entorno rural?

Forma parte de esas similitudes, sí. En mi país todavía existen las peleas por las tierras y las propiedades, es algo que conozco bien.

¿Cómo fue su proceso de investigación en nuestro país?

No quería que la película se convirtiera en una serie de clichés en torno a la cultura española. Es algo que detesto cuando se habla por ejemplo de Irán y no podía permitirme hacer lo mismo en esta ocasión. Existía el peligro en resultar superficial, así que me he esforzado mucho en hacerlo bien. Me fui a vivir a un pueblo y he conversado con muchísima gente que me ha aclarado todas las dudas que tenía. Todos han sido extraordinariamente amables, no me puedo quejar, me lo han puesto muy fácil y espero haberlo hecho bien.

¿Le da pena no representar a España en los Oscar?

Sí. Pero es un proceso de votación que hay que respetar. Quiero pensar que no se trata de mi procedencia, sino porque los académicos no vieron mi película porque todavía no se había estrenado. Yo siempre he pensado que en otra vida fui español (risas).

Sus películas están llenas de conflictos morales, ¿qué quería retratar en esta ocasión?

En ‘Todos lo saben’ hay varios personajes que tienen que tomar decisiones difíciles. Yo me preguntaba si estaban haciendo lo correcto. ¿Tiene razón Alejandro (Ricardo Darín) que cree que Dios va a salvar a su hija? ¿O tiene razón Paco que vende todas sus posesiones para pagar un rescate? ¿Quién hace lo correcto?

Entonces, la película plantea una diatriba entre fe y dinero.

Son dos formas de amar al fin y al cabo (risas). Cada uno puede hacerse una pregunta diferente y posicionarse ante lo que plantean los personajes. A mí me interesaba mucho también hablar del pasado, hasta qué punto somos responsables y tenemos que rendir cuentas ante él. Yo soy una persona muy diferente a la que fui con veinte años, pero hay que ser consecuente con todo lo que hiciste en ese momento.

Muchas de sus películas se dividen en dos partes, ‘Todos lo saben’ también.

En la primera parte intento que el espectador elija un bando, que muestre su empatía hacia uno u otro personaje. Luego aparece una crisis, una diatriba moral y toca plantearse si se actuaría de la misma forma o no. Es una forma de conocerse mejor a uno mismo, autocuestionarse a través de dilemas.

También podría ser que en la primera parte solo veamos las apariencias y en la segunda escarbemos en la verdad.

También. Nunca escribo de manera lineal. Mis películas son como las muñecas rusas, hay que ir de la grande a la pequeña para llegar a lo esencial.

El conflicto de clases también vertebra casi todas sus películas.

Es una pelea, una guerra silenciosa que ocurre en todos los países del mundo. Parece que haya desaparecido, pero en realidad está ahí y lo vemos, siempre hay una clase que intenta humillar a la que considera más baja.

En su filmografía la mujer siempre tiene un papel muy importante.

A la hora de redactar el guion no divido los personajes entre hombres y mujeres, esta división la considero una discriminación, pero inconscientemente cuando escribo me doy cuenta de que ellas son más fuertes. Las mujeres son más poderosas a la hora de hacer cambios en la sociedad.

¿Qué tipo de cine español vio antes de hacer ‘Todos lo saben’?

No tengo una referencia precisa. Son muchas las películas que me ayudaron a concebir este universo, pero en especial las obras de Pedro Almodóvar y de Carlos Saura.

¿Qué es lo que más le gustó a la hora de rodar en España?

La gente y su ánimo. Hace dos meses regresé al pueblo donde rodamos y fue un reencuentro muy bonito que me emocionó mucho.

¿Y qué tal rodar con actores españoles?

Han sido muy disciplinados. Venían con mucha energía y querían dar lo mejor de sí mismos, y eso es un regalo para cualquier director.

¿Cómo se encuentra la situación de los cineastas en Irán? ¿Volverá a trabajar allí?

Trabajar en Irán es difícil porque hay muchos problemas y la gente está desanimada. Pero nunca voy a romper esa relación porque es de donde soy, y por tanto de donde más me nutro como artista.